El lunes 25 de noviembre, Doctor Music nos trajo en concierto a Avenged Sevenfold en el Pavelló Olímpic de Badalona. Los de California llegaban a nuestro país para presentar su último disco, Hail to the King, en el marco de una gira maratoniana que les está llevando por arenas de toda Europa y EEUU.
Abrieron la tarde bien pronto los suecos Avatar, a los que no conocía. Lo primero que llama la atención es ese frontman que en cuanto a estética y actitud se da un aire a Alice Cooper joven, pero aunque puede que aquí sean relativamente desconocidos llevan ya tres álbumes a sus espaldas y han girado con grandes nombres del género como In Flames y Helloween. Y la verdad es que se notó en su directo, refrescante y espectacular pese a no contar con más medios que algo de maquillaje y grandes dosis de carisma, y un sonido que era una mezcla muy efectiva de contundencia y melodía.
Los siguientes en saltar al escenario fueron Five Finger Death Punch. “Paisanos” californianos de A7X, parecían arrastrar a su propia legión de fans entre las primeras filas, que coreaban su nombre. Presentaban nuevo disco recién sacado del horno, The Wrong Side of Heaven and the Righteous Side of Hell, Volume 2, y llegaban avalados por todo tipo de premios musicales conseguidos en EEUU. Pero lo cierto es que viéndoles actuar, todos y cada uno de los miembros nos recordaban demasiado a grandes figuras del metal (pero figuras metaleras… bastante distantes entre ellas): y especialmente su cantante, Ivan Moody, no podrá negar que Phil Anselmo debe ser una de sus mayores influencias como showman. Aunque parecieron triunfar bastante al público, no les vi una personalidad muy definida musicalmente hablando. Que me perdonen sus fans.
Una tensa espera más y entre focos cegadores y llamaradas Avenged Sevenfold empezaron su set con el tema nuevo Shepherd of Fire, y ahí se desencadenó la locura entre las primeras filas. Hay que tener en cuenta que muchos fans allí llevaban días esperando para poder verles lo más cerca posible (siempre me parecen admirables esas estoicidades), y el griterío durante las primeras canciones fue bastante ensordecedor.
El grupo se presentaba con una producción perfeccionista al milímetro y una escenografía que no escatimaba en recursos pirotécnicos y uso abundante de ráfagas de fuego, como si hubieran aprendido bien la lección de grupos como Rammstein y Metallica. Pero más allá de la calavera alada gigante la verdad es que el grupo puso de su parte y se les notó comunicativos con sus fans y deseosos de dar espectáculo, aunque quizá algo a destacar es que el entertainer nato del concierto no sea necesariamente M. Shadows, su cantante, como pasa en tantos grupos, sino Johnny Christ, bajista, que va sobrado de carisma y de actitud punk.
La tónica general del concierto fue la de un show con una clara iconografía y momentos inspirados en el heavy-metal (solo larguísimo de guitarra a cargo de Synister Gates incluido), pero precisamente eché un poco de menos algo más de energía y de mala leche, me da la impresión de que el grupo ha ido perdiendo en ese aspecto respecto a sus inicios. Y como muestra un botón, la canción que más me convenció fue la balada Fiction, gran tema que dedicaron a su fallecido batería, The Rev, quien la compuso: un tema donde prevaleció la melodía, sin grandes alardes de luces, y donde pudimos ver al grupo bastante más relajado y al natural que en los supuestos momentos álgidos del concierto, con el pabellón convertido en un mar de luces tintineantes gracias a las pantallas de los móviles (la versión renovada de los mecheros).
¿Son Avenged Sevenfold un grupo metal? Pues muchos dirán que no, yo creo que en todo caso hacen un metal con un marcado toque juvenil, que conquista fácilmente hasta a los no iniciados en el género ¿Me lo hubiera pasado bomba viéndoles hace una década? Sin duda alguna: igual hasta hubiera sido una de las fans adolescentes de las primeras filas.
Creo que Avenged Sevenfold no están llamados a cambiar el panorama del metal o a convertirse en leyendas del género, tampoco inventan nada nuevo, pero hacen bien lo que hacen, y por otro lado están jugando un papel importante para mucha gente que está empezando a interesarse gracias a ellos por sonidos más duros de lo que se escucha normalmente en la televisión y radiofórmulas de turno. Ahora bien, dejando estas reflexiones a un lado, no se puede negar que si uno se olvida de las etiquetas, y se abre a lo que pasa sobre el escenario, como espectáculo el concierto estuvo bastante entretenido y durante temas como Nightmare y Afterlife sonaron increíblemente convincentes. Y en un mundo en que nos quejamos de la omnipresencia de Justin Bieber, boy bands, música fast food variada y demás inventos que poco aportan y que parecen sacados de un casting para una peli Disney que de un local de ensayo, que una banda de guitarreo tenga tanto tirón entre los más jóvenes siempre debería ser bienvenido.
Fotos y crónica: Rosario López