[CRÓNICA + FOTOS]: SARGENT HOUSE Showcase en Dublín

sargenthouse-showcaseEl sello Sargent House celebró el pasado miércoles 27 un showcase muy especial en la sala Button Factory de Dublín. Al oír que para la ocasión actuarían entre otros grupos como Russian Circles y And So I Watch You From Afar, no lo pensamos dos veces y volamos hasta la capital irlandesa para sumergirnos en una noche de buena música.La noche la abrió la banda irlandesa No Spill Blood con una de las propuestas más duras que veríamos en toda la noche: y es que a lo largo de su setlist prevalecieron los momentos que les acercaron al industrial de bandas como Ministry, pero también habría sitio para  ecos del post-metal más agresivo y estallidos de noise punk bailable.

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Guitarras pesadas, voces oscuras, ritmos industriales y unos muy protagonistas teclados y sintetizadores que dotaban al conjunto de aires futuristas: una contundente combinación, única en el género del metal, que supo mantener la atención de la sala durante todo el show. Good Company y No Retreat fueron los dos momentos cumbres en que tuvimos que rendirnos a su potencia y fuimos totalmente suyos. Muy interesantes.

Lo de Mylets, en cambio, es harina de otro costal. Este “niño prodigio” actúa en solitario y con sólo dieciocho años irrumpió en 2012 en el panorama musical estadounidense underground armado con su guitarra, su pedalera, una caja de ritmos y una imaginación que no conoce límites.

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Su propuesta en directo es digna de ver: capa a capa y sonido a sonido, y con precisión de cirujano, le vemos convertir el silencio en intrincadas composiciones chispeantes y diferentes a cuanto hemos oído antes. Su sonido tiene un componente alegre y despreocupado, y da gusto verle desplegar su one man show ante el público como si de un espectáculo de magia se tratara, aunque en directo hay un elemento que nos falla un poco, y es que a veces las partes cantadas hacen que se pierda un poco la magia del conjunto: es mejor instrumentista que cantante. Algo que no parece importarle mucho al resto del público, que le anima durante toda su actuación con efusividad.

SM_emma_385Así llega el momento de disfrutar de la propuesta de Emma Ruth Rundle, a la que muchos conocemos por su trabajo como guitarrista en la más reciente formación de Red Sparrowes, o como miembro de Marriages. A diferencia de esos proyectos, hoy desarrolla ante nosotros su vertiente cantautora, acompañada tan sólo por su guitarra acústica. Y entre ecos de folk y composiciones etéreas por fin podemos disfrutar de su deliciosamente oscura y sugerente voz. Susurros, quejidos inesperados y letras valientes: su directo transmite una sensación parecida a la de mirar un mar en aparente calma cuyas corrientes submarinas te podrían arrastrar a lo más profundo para siempre. Con la urgencia contenida de Run Forever, y la valiente intensidad de Shadows of My Name, Emma se gana nuestro corazón sin reserva alguna.

sm_teramelosTera Melos toman el relevo en el escenario, y para nuestra alegría, a base de decibelios y una batería demoledora, consiguen que los cuatro pesados de turno en el público que molestaban durante el concierto de Emma se callen de una vez. Es imposible ponerle a una etiqueta a lo que hacen estos angelinos: por poner un ejemplo, al oir en directo canciones como Sunburn o New Chlorine el uso que hacen de las voces y los estribillos, y sus guitarras contagiosas, te hacen llegar a dudar sobre si estás escuchando a Pixies o Weezer, que se han metido de pronto a una jam después de escuchar mucho math-rock. Hay un elemento abiertamente lúdico en el concierto de esta gente, una manera de abrazar el caos entre fraseos de gusto noventero y endiablados ritmos asíncronos de su batería (una verdadera bestia parda tocando, por cierto). En definitiva, un concierto prometedor de un grupo algo desconcertante al principio pero que habrá que seguir de cerca.

SM_russianCon la sala ya muy llena llegó uno de los platos fuertes, en forma de otro trío al que ya conocemos bien: Russian Circles. En la penumbra a la que ya nos tienen acostumbrados, les vimos empezar de cero a cien, con la hostia inicial que significa Deficit, que sonó tan apabullante y oscura que con la potencia de la primera nota ya nos despeinó a todos los presentes. Y eso sólo fue el comienzo, porque con la densa Harper Lewis siguieron un setlist que como ya es costumbre no llegó ni a las diez canciones pero que cundió como pocos, con un moshpit incontrolable que invadió la mayoría de la sala mientras sonaban piezas tan contundentes como 309, Carpe o Youngblood. Sobre los miembros de la banda, poco que decir que no se haya dicho ya: David Turncratz en estado de gracia tras el set de batería por enésima vez, el bonachón de Brian Cook enseñándonos a todos quien manda al bajo y Mike Sullivan sonando por cuatro guitarristas con su dominio casi sobrenatural de las seis cuerdas y sus pedales mágicos. Parece increíble que tres personas consigan crear estos ambientes y llevar al público a la locura de semejante manera, pero sí, eso es exactamente lo que logran una y otra vez. No hay otra banda como ellos.

sm_asiwyfaPasaba ya medianoche cuando les llegó el turno a quienes cerrarían la velada: los norirlandeses And So I Watch You From Afar, que en esta ocasión se presentaban con un cambio en sus filas. A Johnny Adger, que estaba a horas de convertirse en papá, le substituyó en esta ocasión al bajo Ewen Friers, bajista de Axis of y hermano (sí, lo habéis adivinado) de Rory. Y si alguien dudaba de si le iba a venir grande la ocasión, al contrario: Ewen había venido a jugar y desde la inicial BEAUTIFULUNIVERSEMASTERCHAMPION ya se vio que no sólo estaba a la altura, sino que pensaba exprimir la experiencia al máximo. La banda echó mano del repertorio de Gangs y All Hail Bright Futures y demostró una vez más que canciones tan frenéticas y bailables como Gang (Starting Never Stopping), Search:Party:Animal y Like A Mouse están hechas de material altamente explosivo. Todo sonaba enorme, incendiario, guitarras salvajes bombeadas por el incansable Chris Wee, mientras la banda disfrutaba cada segundo como si fuera el último,  Y no nos extraña, porque la vista desde el escenario durante momentos álgidos como los estribillos de D is Django the Bastard debía ser divertida: la sala entera estaba tomada por chavales y ya no chavales, juntos y revueltos, haciendo mosh salvajemente, con ese empuje irracional que algunos sólo recordábamos de cuando teníamos catorce años. Y si parábamos, sólo lo hacíamos para coger aire y desgañitarnos cantando los coros de 7 Billion People All Alive At Once o ese himno que es Eunoia.  Un concierto de esos que no se te olvidan nunca.

CRÓNICA Y FOTOS: ROSARIO LÓPEZ

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