[CRÓNICA + FOTOS] ‘Souldier Tour de Jain: Atrapados en el bucle

2018-12-10 – Sala Apolo. Promotora: Live Nation. Crónica: Marcos Udón. Fotos: Rosario López.

Jain secuestró anoche el aforo completo de la Sala Apolo. Aunque lo hizo sin violencia, claro, que ella es pacifista. Le bastó con encadenar la potente lista de éxitos con los que ya cuenta en su breve discografía. No hubo que lamentar bajas, pero me temo que yo me dejé mi corazón ahí, meciéndose feliz en la sección de graves de la sala Apolo.

Cuando un artista tiene una propuesta muy visual, siempre surge la duda de cómo trasladará su visión a un directo. Los videoclips de Jain dirigidos por Greg & Lio tienen un lenguaje común, basado en trampantojos y efectos de postproducción, virguerías del cortar y pegar. En ellos nada es lo que parece y trasladar esa ilusión a un escenario parece un desafío de magia. En el caso de Jain, además, hay una conexión muy explícita entre vídeo y concierto: en su anterior gira usaba el vestido negro y blanco del video de Come, mientras que en este Souldier Tour el protagonista es el mono azul y rojo con el que nos canta Alright desde el polígono de Badalona y nos saluda desde la portada misma de su segundo disco, elevándose al cielo con sus fieles pajarillos. Mitad chándal de barriada, mitad uniforme de Amelia Earhart, este mono es pieza fundamental en el discurso de Jain.

La maravilla de Jain encima de un escenario es que es capaz de usar esta continuidad que crea con su vestuario y llevar las cosas aún más lejos. Su concepto de espectáculo, ella sola con su mesa de mezclas, tiene todo el sentido del mundo. Jain lanza las bases, se graba la voz, genera el bucle en el momento y se lo tira al público. Un ejercicio de cortar y pegar (y pegar y pegar y pegar), esta vez sonoro, coherente con su marca personal. Verla desarrollar todo esto cara a cara es espectáculo suficiente. ¿Alguien miraría a los bailarines, si los hubiera? ¿Podrían seguirle el rollo músicos en directo, si estuvieran?

Porque esta es otra. El sonido de Jain es el de la apropiación cultural que no es. Sonidos africanos, asiáticos y latinos mezclados desde la honestidad y los recuerdos de infancia. Con la autoridad que da haberlos asimilado durante la construcción de la propia identidad. Jain usa ritmos e instrumentos orgánicos, tribales, pero el público los recibe pasados por el filtro de la mesa de mezclas. Hay una tecnificación ahí, que aleja el sonido de la ensoñación idealista respecto a las versiones del disco y lo lleva de forma clara hacia el concepto de… fiestón.

Cada tema se alarga varios minutos, a base de bucles y bombos poderosos. Como si fuera Laurent Garnier, el protagonista. Y en esa deformación, el público se encuentra de repente en un limbo en el que corea a pleno pulmón algo que recuerda a un tema de Jain pero que ya no es un tema de Jain.

Es algo nuevo, creado justo para ese instante, y que desaparecerá en el momento en el que la comandante le dé a un botón para llevarnos a cualquier otro lugar. Que antes hablaba del papel fundamental del mono azul y rojo de piloto, pero es que en la manga izquierda lleva una ristra de botones luminosos que controlan la mesa de mezclas de modo inalámbrico. Así que Jain no está limitada a parapetarse tras la mesa de mezclas para darle a los pads de colores. ¿Me explicas la fantasía?

En este contexto, que casi veo más a Jain en el Sonar que en el Cruïlla, en el espectáculo de anoche fueron los temas más tralleros los que salieron mejor parados. Esta chica ha conseguido en apenas dos discos tener un repertorio potentísimo. Ni siquiera debe molestarse en recurrir a las socorridas versiones de otros artistas para rellenar. En todo caso, el dilema que tiene es dónde colocar las baladas.

No tengo muy claro si empezar con On My Way y Mr. Johnson puede considerarse un calentamiento. En todo caso, el tercer tema ya fue Heads Up, que funciona a la perfección para activar al público y tenerlo dando palmas como si aquello fuera el clímax de la noche. Siguió con el single del disco reciente, Alright, y se recreó un poco más con Come, divertida porque en España llegó a ser número uno.

Pero es que luego ya vinieron Dynabeat, Flash (Pointe-Noire), Inspecta y Star. No se me ocurre un combo más efectivo si la intención es mover al personal. El fin de fiesta, en el que la gente dejaba de bailar la sintonía del Inspector Gadget para meterse en una rave, fue apoteósico. Paro porque solo tengo dos discos, que si no os ibais a enterar, parecía que venía a decir Jain desde el púlpito. Porque realmente paró con Paris, una canción que no está en sus discos.
Luego, en los bises, una concesión a lo acústico (Dream), que escaló rápido (Oh Man) para terminar de explotar en un Makeba para el que Jain pidió a la gente tirarse por el suelo y levantarse de un bote para jalear hasta el delirio. Que el Apolo casi se vino abajo, pero el público obedeció en masa. Ni una fisura desde el escenario hasta la puerta.

 

About Rosario López

Autodidacta, su pasión por la música y la fotografía desde que tiene uso de razón ha desembocado en su especialización como fotógrafa de conciertos. Empezó a inmortalizar momentos decisivos desde el foso para varias publicaciones online en 2008. En 2013 fundó Flashes And Sounds para dar rienda suelta a su pasión por el periodismo musical. Cree en las fotos que se pueden escuchar.
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