El viernes pasado dentro de la programación del Xtrarradi Fest y la sesión de La [2] de la Nitsa pudimos disfrutar de un concierto entrañable, y es que volvía desde Los Angeles una de nuestras bandas favoritas, La Luz.
En Flashes And Sounds las conocimos con su excelente trabajo It’s Alive, y las pudimos ver en directo en su anterior visita, en la Sala Sidecar, pero ya teníamos muchas ganas de repetir su peculiar directo. Pasaba la una de la madrugada cuando se subieron al escenario Shana Cleveland y compañía, con la naturalidad y coquetería que les caracteriza. 
La velada comenzó con la excelente Big, Big Blood, con la que nos transportaron ni beberlo a un oscuro guateque retro en el que resultaba imposible no mover la cadera. Entre teclados que bebían sin complejos de The Doors y guitarras enraizadas en la mejor tradición surf estadounidense, las chicas nos ofrecieron un concierto encantador en el que presentaban los temas de su nuevo disco, Weirdo Shrine, producido por Ty Segall nada menos. Temas como You Disappear y Black Hole, Weirdo Shrine brillaron en compañía de éxitos pasados de la banda, como Call Me In The Day, Sure As Spring, Sunstroke o You Can Never Know. Una noche capitaneada por la simpatía de la banda, que agradecida por la más que decente afluencia de público, admitía sin complejos haberse puesto las botas a base de tapas antes de salir a tocar. Una noche sin poses ni pretensiones más allá de la de pasarlo bien y llevarnos, música mediante, a tiempos pasados que por motivos generacionales no pudimos vivir. Brindemos con ponche por muchas más noches así.
CRÓNICA Y FOTOS: ROSARIO LÓPEZ