Domingo por la noche. El público expectante acudía con excitación y llenaba ya las primeras filas de la sala Barts. Y es que el festival de Guitarra de Barcelona nos iba a ofrecer una velada marcada por la belleza con un doblete de lujo.
Ya en el escenario, un brillante Alberto Montero y su visión personal del folk con reminiscencias latinas y jazz. Presentó su nuevo disco Puerto Príncipe acompañado por Román Gil a la guitarra. Melodías suaves pero intensas dotadas de personalidad y solvencia que se clavan en el corazón para empezar una noche que se prometía por lo menos interesante y que fue aún mejor de lo esperado.
Apoyándose en su cayado cual pastor ante su rebaño de fieles se presentó Micah P. Hinson en la sala Barts. Rodeado de su misticismo habitual, el cantautor presentó íntegramente su nuevo disco, esta vez con The Nothing , la banda que le acompaña en esta ocasión. Micah es de esas raras avis que destilan talento por sus poros e incluso convierten en destacables escenas tan cotidianas como abrir una botella de zumosol con los dientes.
El chico malo reformado del folk me recordó por quéé se convirtió en uno de mis músicos de cabecera después que el destino lo pusiera en mi camino en el Primavera Sound de 2005. En esa ocasión y con la inocencia de los impresionables veintitantos años, descubrí que ese joven con aspecto de señor mayor y actitud madura pero personalmente destructiva me abría a un nuevo mundo de experiencias que desconocía por completo. Una vida real y marcada por malas decisiones, errores de juventud, cárcel y vida callejera. Una vida difícil y su posterior redención. Su sinceridad y autenticidad me conmovieron al escuchar sus historias carcelarias por medio de esa voz rasgada y añeja a medio camino del desgarro y emoción contenida. Letras sentidas que te mueven y remueven por dentro y la mezcla de influencias que van del blues, el rock americano, rock & Roll , country y bluegrass clásicos.
En esta ocasión volví a sentir lo mismo que la primera vez. Los que le seguimos conocemos su tendencia a sabotear sus propias actuaciones y si bien las últimas veces que le vi no fueron a la altura de mi primera vez, en esta volvimos a ver a un glorioso Micah P. Hinson en todo su esplendor. Nos dejamos conquistar cuando contó que su mujer y él silban hasta encontrarse en un centro comercial y enmudecimos cuando tocó The One to save you now. Esa humanidad y cercanía convierten sus conciertos en una experiencia mística y de inmensa belleza. Micah bebe zumo y fuma cigarrillos eléctricos pero nos da igual. Lo que queremos es sentarnos a escucharle tocar unos acordes mientras nos explica sus experiencias vitales, sean éstas dramáticas o instantes de belleza pura como las anécdotas de su esposa. A destacar el dueto con su mujer interpretando Beneath the rose en los bises.
Con el corazón en un puño y la piel erizada nos dirigimos a casa a seguir soñando emocionados. Las luces y las sombras de nuestra existencia nos recuerdan que estamos vivos y que siempre es posible salir adelante.
CRÓNICA Y FOTOS: LULU VOODOO