MILEY CYRUS: crónica de una fiesta country psicotrópica

mileycyrus100Era el momento de hacer la cola después de recoger el pase de prensa, rodeada de un público instalado en la edad mínima de entrada o acompañado por sus padres y madres (más madres que padres) entregadas, en muletas, sillas de ruedas y entre sofocos. Madres acompañando a sus hijas y a las 200 amigas de esta. Moñitos, shorts culeros y camisetas con fotos by Terry Richardson era parte del uniforme que desfilaba para ver a la ya no niña Disney Miley Cyrus.

Niñas jóvenes deseosas de ver esa Hanna Montana del ‘party in the USA’, fueron haciendo boca con la Dj telonera Lydia Sanz y su sesión teen.

Empezando puntual, a las nueve y media, apareció el enorme rostro de la cantante que abría sus fauces y la escupía desde un tobogán, vestida de vaquera con un bolso de tweed de Chanel. Bailarines en trajes de peluche gigantes y animadoras a la más pura fiesta universitaria yankee llenaban el escenario al tiempo que sonaba SMS (Bangerz) y una enana en licra roja hacía homenaje al feat de Britney llevando una careta suya en la cara. Aunque todo iba por una línea muy distinta a sus anteriores giras, todavía parecía quedarle un pequeño atisbo de estrella juvenil, animando al publico a que la aclamara. Sorprendió a todos con el toque country en 4×4, tema que repetiría en más de un momento del show, junto con las alusiones a la marihuana. La siguiente de un largo repertorio de canciones (22 en total) fue Love Money Party. Apareció, vestida con un mono de billetes, subida a un todoterreno dorado contoneándose acompañada de una lluvia de billetes, quedó claro que se siente estrella.

¿Lo mejor? Los visuales, vídeos de diferentes estilos, quizá sin un hilo conductor demasiado claro que no dejaban indiferente a nadie. Pasando de dibujos animados al estilo de Tom Ruegger, diseños seapunk a imágenes volátiles de Karl Lagerfeld. La siguió My Darling y Maybe you’re right, y Miley no paraba de ponerse todo lo que le tiraban al escenario. Más calmada para FU, atavía con otro mono, está vez dorado, verla era como viajar al interior de una droga de diseño. Vuelve el country en do my thang, después de otra de sus canciones del disco Bangerz, GETITRIGHT, y una de las anteriores, Can’t Be Tamed, como declaración de intenciones. De repente, un perro gigante hinchable atestó el escenario principal y todo el mundo empieza a besarse. Un enorme anillo rodeaba como una ‘kiss cam’ a aquellos atrevidos que demostraban su amor en pleno single Adore You que Miley interpretaba en lentejuelas negras. Visual impresionante mientras interpreta el famoso tema de los Beatles Lucy in the sky with diamonds, tema que respeta dándole un toque muy elegante. Después de ese pequeño homenaje al LSD, otra de su nuevo trabajo Drive, demostrando una voz que no le falla, es la mejor hasta ahora. Un intermedio ella envuelta en cinta adhesiva acompañada de la canción Alt-J (∆) Fitzpleasure Miley ya no está en el escenario principal, se mueve hacía el final para presentar un show más intimo al que solo unos cuantos atrevidos se atreven a dirigirse, y otros por miedo de perder su tan valioso sitio en primera fila del escenario principal escuchan sus canciones desde lejos. Hace una pequeña selección de temas entre los cuales estuvo Rooting for my baby, Bob Dylan, You’re gonna make me lonesome, Sciencist de Coldplay, el hit de Outkast en versión más sweet y más country Hey Yeah, y otras más actuales como Summertime Sadness de Lana del Rey. Finaliza con Jolene de Dolly Parton, su madrina. Abandona el pequeño escenario para volver al principal e interpretar uno de sus nuevos temas, 23. Le siguen On My Own y un abrigo de piel amarillo limón, y se sube en un perrito caliente gigante hasta el infinito con el tema Someone Else.

¿Pero, y los hits? Deja para el final We Can’t Stop y Wrecking Ball, pero acaba con Party in the USA dejando claro que ha sido un espectáculo completo, que no ha dejado a nadie insatisfecho ¿O alguien a echado de menos a Hannah?

CRÓNICA: SARAH MOSH

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