[CRÓNICA + FOTOS] Sing to me, beautiful one: ANNA CALVI en La [2] de Apolo

AnnaCalvi_BCN_PORTADAAnna Calvi volvió a Barcelona dentro del 15 Festival Mil·leni, dos años después de su primera actuación en la ciudad,  y lo hizo por fin en una sala más acorde a su delicado sonido, dispuesta a confirmar que la brillantez de su primer disco no fue flor de un día, y que aún cuenta con nuevas maneras de hacernos estremecer.

Ante una sala aún bastante vacía rompió el silencio la banda invitada por Anna, I Have a Tribe. Nombre tan desconcertante como cómico, si se tiene en cuenta que tras él se esconde el proyecto musical de un sólo hombre, el cantautor irlandés Patrick O’Laoghaire. Su actuación fue un recital de folk-pop con toques electrónicos, con tantas notas de guitarra y teclado como silencios tímidos, y guiada por una voz que personalmente me recordaba bastante a la de Jeff Buckley. Temas como Monsoon parecieron dejar buen sabor de boca a los asistentes, y para cuando acabó su set la sala ya estaba a rebosar esperando a la protagonista de la noche.

I Have A Tribe

Bajaron las luces, y se hizo un silencio sepulcral en la sala, que sólo se rompió con los aplausos al ver salir por fin a Anna a escena, enfundada en su característica blusa roja, con una sonrisa instalada en sus labios pintados, cómo no, también de rojo. No vamos a omitir lo innegable: es bellísima, aunque actúe como si no fuera consciente de ello, y la verdad es que resultaba imposible no quedarse embobado mirándola mientras se colgaba la primera guitarra de la noche, una Fender Telecaster americana de los años 90. Una guitarra que, sobre su cuerpo menudo, parecía quedarle demasiado grande (aunque en seguida comprobaríamos como esa sensación no era más que un espejismo: la cantante la domaría más tarde como si aquello fuera un juego de niños).

Anna Calvi en Barcelona

La noche arrancó con uno de los temas más inspirados y épicos de su álbum debut, Suzanne And I, aunque sonó algo contenido, a menos revoluciones de lo habitual, como dejándonos paladear cada palabra y cada nota, como si nos estuvieran preparando pausadamente para lo que vendría después. Aún así, su tramo final ya nos puso el vello de punta con las portentosas potencia y tesitura vocal de Anna; por mucho que la hayas escuchado en disco y que creas conocer su voz, nunca es comparable la experiencia a sentir cómo crece inesperadamente y te envuelve en directo. Durante todo el concierto la banda, solvente, quedaría en un discreto segundo plano, aunque destacaba el papel de la multiinstrumentalista Mally Harpaz, responsable en gran parte del característico sonido de las canciones de Anna con su uso de instrumentos como las maracas, percusiones, campanillas y sobretodo con su maestría del harmonium.

Anna Calvi en Barcelona

Siguieron al primer tema Eliza y Suddenly, temas nuevos en los que brilló con creces ese lado tan guitarrero que se echa algo en falta, en global, en su segundo álbum. La verdad es que al llegar el final de este trío inicial de canciones, Anna ya tenía al respetable a sus pies, con ovación cerrada y vítores de “guapa” incluídos. Así estaban las cosas cuando sacó a la palestra la enigmática Sing to Me, o cómo hacernos volar entre delicados fraseos y susurros fantasmagóricos. Una delicatessen sonora que se te mete bajo la piel, y que pudimos disfrutar plenamente gracias al inaudito silencio reinante en la sala durante todo el concierto:  parecía que los asistentes contuvieran la respiración para no estropear el momento, para no perderse ni el más imperceptible sonido. Bravo por el público de esta noche, ojalá lo disfrutáramos más a menudo.

Anna Calvi en Barcelona

La voz de Anna es tan poderosa que mucha gente parece olvidar escuchando los discos que es tan buena cantante como guitarrista, pero la sensación que me da siempre que la veo sacar punteados inverosímiles y furiosos de las cinco cuerdas en vivo, es la de que estoy viendo a una discípula imposible de Maria Callas y Jimmi Hendrix. Esa es seguramente la razón de que cayeran también durante el concierto CryCarry Me Over, y Piece by Piece, temas más experimentales que los de su primer disco, pero hay que admitir que sus explosiones de guitarras ruidistas y rabiosas ganan enteros en directo. Un acierto también recuperar la melancólica First We’ll Kiss, y sacar a pasear la ambigua elegancia de I’ll Be Your Man para disfrute del público.

Anna Calvi en Barcelona

Con una inesperada versión de Fire, de Bruce Springsteen, nos plantamos en el tramo final de la noche, ideado para dejarnos con la boca abierta, sin más. Al contagioso hit Desire, le siguió una de las joyas de la corona en directo, Love Wont Be Leaving, que empezó como un soplo de aire tórrido del desierto, se desarrolló hasta alcanzar una improvisación totalmente incendiaria en que rugieron las guitarras, y acabó con un clímax operístico en que la voz de Anna alcanzó su máxima expresión. La banda se despidió del público y se marchó al camerino, tan sólo para volver tras unos minutos y rematar la faena con un bis que aunaría el remanso de paz de Bleed Into Me y el momento más intenso de toda la noche, una Jezebel poderosa y de sangre caliente que nos dejó con la sensación de que habíamos presenciado una actuación histórica.

Fotos y crónica: Rosario López

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