[CRÓNICA + FOTOS] Anna Calvi en Barcelona: espíritu depredador

14/10/2018. Razz 2, Barcelona. Promotora: Cruïlla de Tardor. Fotos y crónica: Rosario López. Disfrutar del directo de Anna Calvi es una experiencia única e incomparable. Ya lo fue cuando la vimos triunfar contra los elementos en la sala KGB, insultantemente joven y talentosa con su disco debut, allá por 2011, y cuando fuimos testigos de su vertiente más melancólica  y clásica en 2013, presentando One Breath. Quienes, como nosotros, la vieran en cualquiera de esas dos ocasiones llegarían a esta tercera visita a Barcelona con las expectativas ya muy altas, con el gran riesgo que eso comporta, pero tras oír el último acorde de la noche queda claro que no cabía ninguna posibilidad real de decepción. Es lo que tienen los genios: no dejan de superarse a sí mismos y cuentan con la habilidad de sorprendernos en cada recodo del camino.

Que el tercer disco de la cantante británica de origen italiano se llame Hunter no es, para nada, casual. Ha venido a demostrarlo: se planta sobre las tablas de La [2] y sin presentación previa se dispone a dominar a su público sin abrir la boca siquiera, paseando por el escenario misteriosa y bastándose solo de su inseparable guitarra para desgranar la morosa pirueta western que es Rider To the Sea. Se hace el silencio tras la última nota, abrupta, cortante, y así de fácil, ya nos tiene a sus pies.

La maestría de Anna a las seis cuerdas es innegable, igual que la naturaleza extraordinaria de su voz, tan versátil y profunda a la vez que parece de otro mundo. Pero eso ya lo sabíamos antes de venir hoy. En esta gira, la verdadera vuelta de tuerca es la personalidad sobre el escenario de la cantante, que gana en matices y sobretodo en una confianza en sí misma y su arte que solo podemos calificar de voraz. Parece que con este último Anna se ha creído por fin lo buenísima que es, sin complejos, y da verdadero gusto verla defender sus temas nuevos como la sugerente Indies Or Paradise con la aplastante seguridad de quien se sabe la jefa. Don’t Beat The Girl Out of My Boy cuestiona roles de género en un atractivo envoltorio pop, pero sorprende en directo al revolverse en el tramo final en un caos organizado de guitarras furiosas y gemidos soul que llenan toda la sala, y As A Man gana en intención mientras se eleva entre ondas ochenteras, juguetona, con esa letra llena de ambigüedad entre géneros que empieza a ser la marca de la casa. Tras Hunter, el momento más etéreo y soñador de toda la noche, llega I’ll Be Your Man, con un sonido de batería poderoso como pocos de la mano de Aleix Thomas, y el público ya se desata del todo.  Con Alpha Anna saca a pasear su lado más sensual, postrándose de rodillas al borde del escenario e inclinándose sobre las primeras filas, acortando distancias: esta es una de las canciones que más ganan en directo, oscura y con un aura de peligrosidad. She divides and conquers.

Anna habla poco entre canciones, solo lo justo para dar las gracias ante el cariño del público, pero no le hace falta porque cuando más transmite es cuando se pierde en su propia música: zambullida en los decibelios, arqueando cuello y espalda como luchando por domar a su guitarra, que parece contar con vida propia de lo salvaje que puede llegar a sonar. En un mundo en que tantos artistas parecen contar con verdaderas coreografías llevadas a cabo de manera mecánica en todas las ciudades por las que pasan en gira, es un soplo de aire fresco que sigan habiendo intérpretes que lo vivan tanto.

Anna tiene mucho de lo que estar orgullosa en su nuevo disco, y por eso abundan las referencias en el setlist al mismo esta noche: ahí está por ejemplo, Swimming Pool, un oasis pausado con aires de canción clásica italiana, elegante y distinguido aunque en el fondo resuene de nuevo el deseo como el gran tema, el motor que todo lo mueve. Era algo así como el equivalente sonoro a observar un largo vestido de exquisito terciopelo mientras es devorado lentamente por las llamas. Otro de los grandes momentos del concierto fue Chain, vocalmente exquisita, con el público intentando acompañar los aullidos de Anna, entregada a su lado más queer, para demostrarse capaz de jugar el papel de hombre y de mujer, indistintamente.

Así las cosas, la inclusión de Desire antes del bis estaba cantada pero no por eso los fans lo celebraron menos cuando reconocieron las inconfundibles notas iniciales del harmonium manejado con mano experta por Mally Harpaz (mano derecha de Anna desde su primera gira). Permitidme que insista una vez más: Anna canta tan limpio, tan alto, tan bonito, que parece que el corazón te vaya a explotar de éxtasis mientras la oyes llevar cada fraseo un poco más allá. Impresionante. El poso majestuoso y sensual en su voz en Suzanne & I, escuchándola  me asalta la necesidad imperiosa de decirle a todo el mundo que conozco cuando acabe el concierto que la de Anna es una de las mejores voces femeninas de la historia de la música.

Para cerrar la noche se sacó de la chistera una versión del Ghost Rider de Suicide (¡ahí es nada!) que empezó como himno industrial contenido y acabó entre oleadas noise de distorsión retorcida, con Anna, exhausta y feliz, tirada en el suelo. Por si a alguien no le había quedado claro que nos lo había dado todo.

Más atrás que nunca quedan las comparaciones iniciales con otras grandes cantantes basándose en comparaciones fáciles entre “mujeres” rockeras: el genio de Anna Calvi es una gran verdad indiscutible, está por encima de cualquier etiqueta o encasillamiento en base a género y estilo. Su talento es depredador, omnívoro, crece con cada disco, y no nos queda otra que seguir ofreciéndonos a la bestia como sacrificio mientras ella nos siga convocando.

About Rosario López

Autodidacta, su pasión por la música y la fotografía desde que tiene uso de razón ha desembocado en su especialización como fotógrafa de conciertos. Empezó a inmortalizar momentos decisivos desde el foso para varias publicaciones online en 2008. En 2013 fundó Flashes And Sounds para dar rienda suelta a su pasión por el periodismo musical. Cree en las fotos que se pueden escuchar.
Bookmark the permalink.

Comments are closed.