[CRÓNICA + FOTOS] The Dresden Dolls en Londres, 31/10: el Halloween más cabaretero

31/10/2018. The Dresden Dolls London reunion show (segunda noche). Troxy, Londres. Crónica y fotos: Rosario López. Con la sonrisa tonta aún en la cara por lo vivido el día anterior, volvimos a la bellísima sala Troxy a encontrarnos de nuevo con The Dresden Dolls. Este concierto prometía ser especial: caía en pleno Halloween, y la noche anterior Amanda y Brian ya habían dejado caer juguetonamente que contarían con unos invitados muy especiales para la ocasión.

Ante un público variopinto que se inclinaba más al freakshow que a los disfraces de terror, ya en los bises llegó el momento: el cómico Andrew O’Neill, que había hecho de telonero y maestro de ceremonias ambas noches, se disponía a anunciar algo especial con gran hype. Y nos contó que igual que la fuerza de la música había servido para reconciliar a Amanda y Brian después de años separados cosas de la vida, esa noche íbamos a asistir a un reencuentro histórico, el de una banda separada, formada por dos célebres hermanos que no se llevaban del todo bien. Anunció a Oasis (!!!) y salieron Brian y Amanda caracterizados como los Gallagher en los años 90. Los gritos de sorpresa y las carcajadas se debieron oir por todo Londres al verles aparecer, pero lo mejor de todo fue que, cervezas en mano y luciendo con dignidad la peluca, Amanda se puso a la batería, Brian se colgó la guitarra y junto a Ben Ellis (ex-Serafin) y Andrew nos regalaron una curiosísima versión de Don’t Look Back in Anger. Uno de esos guiños especiales con los que sorprende esta banda y que hacen que cada vez que les ves sea distinta y excitante.

El espíritu reivindicativo y el esqueleto del setlist habían sido muy parecidos al de la noche anterior, si bien con algunos trueques entre canciones clave: una lástima no poder volver a disfrutar Truce, pero qué maravilla que recuperaran el torbellino que es Modern Moonlight, el más difícil todavía definitivo de Brian a la batería con el que enloquecer. También hacia el final de la noche, Amanda contó cómo en casa había invitado a Neil Gaiman (para los muy despistados: su marido) escogiera una canción para que la tocaran, cualquiera del repertorio, y éste había escogido Boston, tema triste a rabiar de No, Virginia que acometió a continuación. Una elección algo chocante a priori en plena celebración de Hallowee, pero vaya sorpresa: empezó casi inaudible, algo anodino, pero acabó elevándose sobre nuestras cabezas como un huracán, llevada a volandas por la épica agridulce con la que solo Amanda sabe canalizar los recuerdos de una ruptura traumática.

Y al final algo había de cierto en que había un invitado muy especial pero entre bambalinas:  Neil Gaiman, que hasta salió al escenario a cantar Sing al final, junto a la crew y amigos de la banda.

La verdad es que tras ver uno (dos conciertos) así, lo difícil es tener que salir al mundo real y volver a una rutina donde no hay bateristas superdotados que hacen mímica mientras tocan, ni cantantes que atizan al patriarcado con letras ocurrentes mientras se inclinan sobre su piano. Suerte que el eco de las canciones que habíamos presenciado y lo que nos habían hecho sentir nos acompañarían aún durante mucho tiempo. Suerte que aún hoy, casi un mes después, llevamos esa sensación encima.


Setlist: 

Good Day
Missed Me
Backstabber
Modern Moonlight
Small Hands, Small Heart (de Amanda Palmer)
Mrs. O
Pirate Jenny (versión de Kurt Weill)
Delilah
Ultima Esperanza
Blaming the Victim
Mandy Goes to Med School
Take Me to Church (versión de Hozier)
Sex Changes
Amsterdam (versión de Jacques Brel)
Coin-Operated Boy
Killing in the Name (versión de Rage Against the Machine)
Half Jack
Boston

Bis:
Don’t Look Back in Anger (versión de Oasis, con Andrew O’Neill y Ben Ellis -ex-Serafin- como músicos de acompañamiento)
Girl Anachronism

Bis 2:
Sing

About Rosario López

Autodidacta, su pasión por la música y la fotografía desde que tiene uso de razón ha desembocado en su especialización como fotógrafa de conciertos. Empezó a inmortalizar momentos decisivos desde el foso para varias publicaciones online en 2008. En 2013 fundó Flashes And Sounds para dar rienda suelta a su pasión por el periodismo musical. Cree en las fotos que se pueden escuchar.
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