[CRÓNICA + FOTOS] 30/10: The Dresden Dolls se reencontraron con Londres

30/10/2018. The Dresden Dolls reunion shows, night 1. The Troxy, Londres. El mes pasado estuvimos en Londres para ver dos conciertos de esos que parecen demasiado buenos para ser verdad. Después de anunciar un parón indeterminado como banda en 2009 y reunire al cabo de los años pero solo girar en EEUU, Amanda Palmer y Brian Viglione, es decir, The Dresden Dolls, por fin volvieron la mirada hacia el viejo continente y anunciaron dos fechas en directo en el Reino Unido. Doce años habían pasado ya desde que quien esto escribe les vio en su última actuación en Londres; una de esas dos noches épicas en la mítica sala Roundhouse que quedaron retratadas en un directo en DVD que lo dice todo. Estas dos fuerzas de la naturaleza habían dejado su punk cabaret en lo más alto, y la mayoría aún les llorábamos amargamente, convencidos de que el milagro de volver a verles no se iba a obra nunca más a este lado del Atlántico.

Por eso es una gran alegría el haberles podido ver reconquistando suelo inglés como si el tiempo no hubiera pasado. Y es que los dos conciertos en Londres que vimos fueron un reencuentro en toda regla, entre ellos dos, con sus arrolladoras (y previsiblemente contradictorias) personalidades, y con el público inglés. Una reunion de esas en las que te vuelves a ver cara a cara con ese amigo con el que habías perdido el contacto durante años pero en el momento en que os juntáis, sin saber aún ni cuanto os habéis podido perder el uno del otro en todo ese tiempo… todo vuelve a fluir como la última vez.

Explotó la locura al verles aparecer sobre el escenario y en seguida sonaron al aire un par de notas que todos reconocimos en seguida como las de Good Day, canción con la que durante años abrieron los conciertos: imaginaos la cara de sorpresa y el delirio del respetable cuando de pronto se quedaron con todos al entrar a mil revoluciones directamente con Girl Anachronism. Toda una declaración de intenciones: estos dos siguen pudiendo ir de cero a cien en un segundo, derrapando de la manera más bella posible por el camino, y están dispuestos a usar ese superpoder. A fin de cuentas siempre dejaron claro que su música no es para todos los públicos, y que las reglas, en su caso, están para ser rotas. Tras este inicio explosivo que nos dejó casi sin aliento sí que llegó Good Day, particularmente rabiosa en su ejecución, como si las experiencias de todos estos últimos años hubieran dejado más poso emocional todavía en unas canciones que ya echaban bastante sal en las heridas en su momento. Un himno más juguetón y festivo, Backstabber, llegó en el momento justo a quitarle hierro a la actuación y poner al público a bailar.

Sabíamos por sus constantes videos y updates en las redes sociales que la siempre hiperactiva (y parlanchina) Amanda estaba en gran forma, pero qué bonito fue constatar que Brian Vigglione continúa siendo uno de los mejores baterías de la escena actual. En Missed Me y Sex Changes sacó a relucir sus dotes interpretativas, respondiendo con mímica a cada fraseo que cantaba ella, tocando mientras materializaba significados y guiños a través de su cuerpo y gestos, que pasaban de cómicos a delicados o sombríos con asombrosa facilidad. Este fue solo uno de los mil momentos en que nos quedó claro que Brian es un genio de su instrumento:  va tan sobrado que le da otra dimensión a cada movimiento de su cuerpo, de sus brazos, te cuenta las canciones,  reta y seduce al público con cada movimiento. No es que Brian toque increíble, es que además lo vive más allá de las baquetas, y es algo precioso de ver. Otro momento a recordar fue Mandy Goes To Med School, canción que se crece en directo gracias al increíble momento solo que se marca Brian, jazzy, sorprendente, delicioso.

Doce años son doce años y el paso del tiempo se notaba en algunas cosas, algunas más banales que otras. Como era de esperar, había muchas menos medias de rayas y caras pintas de mimo entre los fans que hace una década, y bajo el escenario, el público era algo más maduro (aunque había más fans nuevos adolescente de lo que esperaba, algo a celebrar) . Pero la mayor diferencia fue la nueva dimensión política y reivindicativa que temas como Sex Changes o Mrs O. han ganado ante el escenario político internacional actual. El horror ante la ley anti-LGBTI que Trump se ha sacado de la mano, la necesidad de votar en las elecciones mid-term que estaban al caer, la reivindicación del feminismo y el movimiento metoo… fueron solo algunos de los temas que se abordaron entre canción y canción. Un ejemplo más, canciones aparte: Amanda se puso un kimono con las palabras PLEASE FUCKING VOTE en la espalda y nos animaron a que hiciéramos fotos y las mandáramos a nuestros contactos en EEUU para animarles a votar en las inminentes elecciones midterm. 

Pero no todo fue solemnidad y revolución bajo los focos, que si hay algo que siempre han sido los concierto de The Dresden Dolls, es divertidos. Brian y Amanda nos invitaron a poner bajo resguardo cualquier cosa frágil que lleváramos encima: segundos después descargaban una revoltosa versión de Killing in the Name Of, the Rage Against The Machine, que culminó en mini moshpit cabaretero. Brian se convirtió en nuestro autómata defectuoso favorito al tocar Coin Operated Boy, con momento disco rayado incluído, y hasta la meditativa Delilah cogió nuevos aires al tener como cantante invitada a Olya, mujer de Brian y cantante de Scarlett Sails.

Hasta una canción nueva tocaron, I Will Offer Love You Never Got, abriendo la puerta de la esperanza a que haya un nuevo trabajo de The Dresden Dolls: el mundo sigue necesitando sus canciones, quien sabe si ahora, precisamente, más que nunca. Tras abordar Amsterdam en el bis, Amanda y Brian se sentaron serios para marcar uno de los hitos inolvidables de esta noche: tocaron Truce, una de esas raras gemas que sólo saca a la luz cada pocos años. Lo que siguió fue un desnudo emocional a cuatro manos en toda regla, una interpretación estremecedora de esta historia de cómo una pareja se reparte el mundo para no verse nunca más después de romper. Truce empezó susurrante y cabal en su diplomacia, como uno esperaría de lo que es, un tratado de tregua, para acabar mostrándonos cómo se resquebrajaban las caretas y desembocar en una explosión casi post-rockera, rabiosa, con la valentía de quien expone su dolor como cartas boca arriba en la mesa. Es en la honestidad de experiencias como este tour de force entre piano y batería, en la que las palabras y los instrumentos se llevaron al límite, en las que radica el verdadero encanto de esta banda, lo que les hace únicos en su especie.

A fin de cuentas, ¿qué mejor que cerrar el concierto con una tregua y rematar haciéndonos cantar al unísono con Sing?

Setlist

Girl Anachronism
Good Day
Backstabber
Missed Me
Sex Changes
Small Hands, Small Heart (canción de Amanda Palmer)
Mrs. O
Pirate Jenny (versión de Kurt Weill)

Delilah
The Perfect Fit
Mandy Goes to Med School
Take Me to Church (versión de Hozier)
Glass Slipper
I will offer love you never got (nueva canción)
Coin-Operated Boy
Killing in the Name (versión de RATM)
Half Jack

Bis:
Amsterdam (versión de Jacques Brel)
Truce

Bis 2:
Sing

About Rosario López

Autodidacta, su pasión por la música y la fotografía desde que tiene uso de razón ha desembocado en su especialización como fotógrafa de conciertos. Empezó a inmortalizar momentos decisivos desde el foso para varias publicaciones online en 2008. En 2013 fundó Flashes And Sounds para dar rienda suelta a su pasión por el periodismo musical. Cree en las fotos que se pueden escuchar.
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