03/08/2019. Barna ‘n’ Roll. Poble Espanyol, Barcelona. Promotora: HFMN Crew. Fotos y texto: Rosario López. El festival punk barcelonés de referencia, el Barna N Roll, tomó al asalto una vez más el Poble Espanyol para ofrecernos una descarga de punk rock y buen rollo en su cuarta edición.
Gracias a que la jornada empezó un poco más tarde que en ediciones anteriores, la calígula de agosto no causó demasiados estragos y el entusiasmo de un público de actitud y entrega intachables hicieron el resto. El sold out que se colgó el sábado avaló que este proyecto que despegó desde el principio con locura y cariño a partes iguales se ha hecho un lugar en los corazones del público barcelonés pero también el de foráneos que se desplazaron expresamente para la cita.
La cita empezó con el punk pop desenfadado de los Panellet. Los de Terrassa invocaron al poder de la barretina y las letras bizarras y fueron un simpático tentempié melódico cantado en català para lo que estaba por venir.
Los de las medias tintas no va con los locales Blowfuse : fueron a full desde la primera nota y se metieron en el bolsillo a propios y extraños. Lo hicieron con un directo incontestable y explosivo en el que llevaron al plano de lo físico, bastante literalmente, los temas de su último trabajo, el gran Daily Ritual.
Muchas bandas internacionales podrían aprender de la entrega y el carisma de estos chicos, que ya llevan la friolera de cuatro discos a sus espaldas y que, no en vano, han sido escogidos por los mismísimos NOFX para acompañarles en algunas fechas este verano.
El que llegara al festi despistado y no les conociera aún, seguro que después de verles ya no olvidará su nombre. Si el cielo es el límite, su cantante, Oscar, demostró que el miedo no va con ellos: los metros que había entre el escenario y el público no fueron obstáculo para que se tirara a la gente. Eso sí que fue un salto de fe y lo demás son tonterías.
Los siguientes invitados al festi son sinónimo de fiesta y “el cuerpo lo sabía”: a los suecos The Baboon Show ya se les animaba durante la prueba de sonido. La banda ya lo petó en este mismo escenario y festival en 2017, y su fama crece con cada nueva visita por aquí: su fresca mezcla de punk rock y hard rock lo tiene todo para gustarle a todo el mundo, sea cual sea el rollo de quien les vea. Pero sobretodo tiene el carisma de su cantante, Cecilia Bostrom, que lo da todo y un poco más cada vez, que no deja que la energía del show decaiga y que se acabó lanzando a los brazos de su público, literalmente. La frontwoman perfecta.
Temas infalibles como Radio Rebelde e It’s a Sin hicieron el resto. Sí, TBS no inventan nada nuevo, pero demonios… qué bien hacen lo que hacen.
Cambio radical de tercio con el siguiente grupo, los canadienses Propagandhi. Su categoría es más bien la de banda de culto, pero la expectación que podría parecer hype o exagerada para los no iniciados queda más que justificada al verles en directo. Chris Hannah, Jord Samolesky y los suyos irrumpieron en el escenario presentándose con un gamberro “Hola, ¡somos Nickelback!” y demostraron sobre las tablas que el adjetivo “técnico” y el punk-rock / hardcore son, en su caso, compatibles. Actitud antisistema y reivindicativa a tope y algunos de los pogos con más enjundio del festival. Los temas de Victory Lap fueron la espina dorsal sobre la que se construyó un set sólido como pocos y de puño en alto total.
Viniendo de semejante nivelazo virtuoso, quizá el rollo festivo-calimochero de los italianos Talco nos cortó el rollo en un plano personal a algunos, pero vamos, quedó más que claro que fueron los responsables de arrastrar a una gran masa de público a la cita. Tienen un buen directo, eso no se puede negar, y un poder de convocatoria a la fiesta que pocas bandas pueden mostrar. Il tempo, La Mano de Dios (oda a Maradona) y St Pauli hicieron temblar la Plaza Mayor.
Por fin llegó el turno de Offspring y el público era ya una masa impregnada en sudor y, no vamos a negarlo, nostalgia. Hacía diez añazos que los de California no se dejaban ver por aquí y el público era una mezcla de fans veteranos, entusiastas que por alguna razón u otra nunca les habían visto y curiosos que venían a escuchar Self-steem. Todos ellos acabaron satisfechos ante un concierto de poco más de una hora que estaba construido para ser el artefacto de punk rock perfecto. Empezaron con un guiño a la larga espera, haciendo sonar Barcelona de Freddie Mercury y la Caballé mientras salieron a escena, antes de descerrajar Americana y All I Want.
Hit tras hit, el buen rollo siguió sin dar tregua: Come Out and Play, Original Prankster, Staring at the Sun, Why Don’t You Get a Job, Bad Habit, Pretty Fly For a White Guy… Y hasta una versión de Whole Lotta Rosie de AC/DC se marcaron, con un snippet de Don’t Fear the Reaper de los Blue Oyster Cult incluído: bravo. Mención especial para Gotta Get Away, con esa línea de bajo demoledora que nos dio escalofríos El show acabó uniendo pasado reciente y el origen de todo, con idéntico resultado, la locura generalizada: con You’re Gonna Go Far, Kid y Self-Steem. Espectacular.
Ojalá no haya que esperar diez años más para disfrutar de su directo, porque después de lo que vimos, a la próxima cita no pensamos faltar. ¡Gracias Barna ‘n’ Roll!