29/10/2018. Sala Bóveda, Barcelona. Promotora: Madness! Live Prods. Texto y fotos: Quim Torres. El 29 de octubre tuvimos una cita, que para algunos sería inolvidable, junto a YOB, una de las bandas de doom que últimamente está en boca de todos, debido al magnífico último trabajo que venían a presentar en la sala Bóveda de Barcelona, Our Raw Heart, junto a los black-metaleros Wiegedood.
Programada la apertura de puertas para las 19:30, ésta se retraso poco más de media hora, algo poco habitual en los conciertos que organiza Madness Live, así que aumentaban nuestras ganas para entrar en la sala, tanto para que empezara el concierto como para resguardarnos del intenso frío. Aunque desde tierras aún más frías venían Wiegedood. Los belgas subieron al escenario para dar inicio a su show, amparados por las dramáticas luces rojas que se mantendrían durante todo el concierto. Bastante gente acudió a verlos principalmente a ellos, y no me extraña, pues si en estudio ya me gustan, en directo consiguen transmitir toda la melancolía que debe tener todo grupo de black metal, sus pasajes ambientales enmudecían por completo al público, y su sonido era bastante contundente a pesar de no tener bajo. Dieron un intenso directo de 40 minutos, combinando canciones de sus tres discos, y cuando acabaron sólo pude pensar que hacía tiempo que no veía un nuevo grupo de black tan bueno.
Llegaba la hora de los cabezas de cartel, que subieron al escenario con tranquilidad y buen humor, para enchufar y probar ellos mismos los instrumentos, mientras compartían palabras y gestos con algunos de los asistentes, de manera muy cercana. Acabaron las pruebas y el primer acorde de Ablaze rompió con la tranquilidad en una explosión de sonido.
El trío de Oregon empezó con una fuerza que se mantendría durante todo el concierto, con sus ritmos aplastantes y melodías sobrecogedoras, acompañados por un sonido que fue bastante bueno para tratarse de la sala Bóveda. Así continuaron con otro tema de su último trabajo, The Screen, Ball of Molten Lead, de The Illusion of Motion, y uno de mis temas preferidos de su discografía, The Lie that is Sin, con el que no pude parar de mover la cabeza durante los hipnóticos riffs que forman este gran tema de once minutos.
Después de la intensidad de este tema tocaba relajarse un poco, Mike Scheidt aprovechó para darle un emotivo agradecimiento al público y presentar Our Raw Heart. Pero la relajación no duró demasiado, pues la balada de su último trabajo sonó con mucha más fuerza que en estudio. Scheidt nos mostró que la enfermedad que superó recientemente no le ha afectado en nada en su voz o su estado físico, y me atrevería a decir que incluso ha mejorado y consigue transmitirnos unos grandes sentimientos con ella.
El final se acercaba con otro tema clásico y potente como Grasping Air, en que los juegos de progresión se alargaban respecto a la versión en estudio, para aguantar aún más el mantra, la tensión y, finalmente, la liberación; igual que pasó con Marrow, la canción que cerraría este set de una hora y media, y que también sonó con mucha más fuerza por parte de los diferentes instrumentos y, sobre todo, la voz.
Justo al terminar este excelente setlist para mi gusto – aunque quizás encontré a faltar alguna otra canción del The Great Cessation -, Scheidt nos acabó de robar el corazón al sentarse a estar con el público como si nada, mostrándonos su gran personalidad. Con lo cual salimos del concierto con un gran sentimiento hacia esta banda y confirmando que Yob es densidad, contundencia y psicodelia, pero, sobre todo, es amor.