La tercera edición del Be Prog comenzaba el viernes 1 de julio con un claro reto: el de acabar de consolidarse como uno de los grandes eventos del rock progresivo a nivel europeo, en una localización envidiable y con un cartel que ha resultado ser todo un puñetazo sobre la mesa en la escena del progresivo.
En solo dos días iban a pasar por el escenario en la bucólica Plaza Mayor del Poble Espanyol once grupos, cubriendo todo el espectro del rock progresivo y sonidos afines, en un cartel escogido con el buen gusto del que hacen gala la promotora creadora del festival, Madness! Live Prods. No es de extrañar que fueran tantos los visitantes que cogieron vuelos desde sus países de origen para no faltar a la cita, ya que pocas veces se puede disfrutar en apenas dos días de nombres tan grandes y variados en un mismo festival, y es que sin duda bastaba echar un vistazo a la pista del recinto para tener claro que esta ha sido la edición más internacional del festival en cuanto a público se refiere.
El viernes por motivos logísticos no llegamos a tiempo de disfrutar del post-rock espacial de Exxasens, la actuación de Obsidian Kingdom ni la fantástica propuesta de IAMTHEMORNING (que según nos cuentan, venían en formato banda y estuvieron increíbles).
Sí que llegamos por suerte, con el sol ya enfliando su caída, a ver completa la actuación de Agent Fresco. Los islandeses estaban allí tocando casi de milagro, ya que días antes el cantante Arnór Dan había estado ingresado por una pneumonía, como él mismo aunció al poco de empezar el concierto. Pero vamos a su actuación: desde la preciosista Anemoi la banda tuvo al público a sus pies, convirtiéndose en uno de los más claros vencedores del festival con un concierto entregado y emotivo, pura épica. He is Listening fue otro de los mejores momentos, seguido de Howls, quizá la canción más pegadiza que tienen en mi opinión, con una melodía vocal deliciosa y unos patrones instrumentales contundentes en contraste. En directo el sonido de la banda fue más que satisfactorio, personalmente les veía a veces un aire a mis adorados Dredg (algo que no suelo decir a la ligera), pero sin perder la personalidad de su propuesta. Quizá vocalmente Arnór tuvo que ponerle más esfuerzo de lo habitual para llegar, a cause de su reciente convalecencia. Aún así, no hay queja posible cuando se tiene a delante a alguien que lo está dando todo de tal manera y sin perder la sonrisa, y fue un show lleno de épica. En definitiva, una banda elegante, espontánea y con un nivel como músicos intachable: mención especial para su baterista, Hrafnkell Örn Guðjónsson, que nos dejó a muchos boquiabiertos.
Coronando el cartel del viernes les llegó el turno a Pineapple Thief, veteranos del progresivo para quienes había una gran expectación, ya que se trataba de su primera actuación en España en los catorce años que llevan girando como banda (ahí es nada). Quizá por eso, aparte de tocar temas de su más reciente álbum, Magnolia, supieron visitar con tino sus trabajos anteriores para que tanto sus acólitos como quienes no les conocíamos mucho pudiéramos hacernos una idea de lo ecléctico y rico en matices que puede llegar a ser su sonido. Con un Bruce Soord accesible con su público y que no escatimaba en anécdotas para presentar cada tema, fue imposible no caer bajo el influjo de temas con tanta personalidad como A Sense of Fear o Wake Up the Dead. Sí que es verdad que el resto de la banda, que técnicamente era un diez, se quedaba en un segundo plano respecto a su fundador, todos al servicio del cantante, un poco como pasaba con Steven Wilson y sus Porcupine Tree. El final con la explosiva y rítmica Nothing at Best fue la demostración más clara que recuerdo en tiempo de que un tema de progresivo puede sonar endiabladamente sexy.
El sábado comenzó con la risueña Anneke Van Giersbergen encabezando su nuevo proyecto llamado The Gentle Storm junto a la mexicana Marcela Bovio entre otros. Ante un sol de justicia la belleza holandesa y el resto de su banda se dejaron literalmente la piel demostrando unas tablas y profesionalidad envidiable. Desgranaron temas enérgicos y bailables como Endless Sea, Heart Of Amsterdam o Isis And Osiris de su etapa en solitario. Aunque si hubo una que brilló en ese sentido, esa fue la potente Witnesses, sin duda mayor su mayor cara a cara contra la dureza del sol. Con la icónica Strange Machines de The Gathering se creó una comunión mágica entre la banda y el valiente público que desafió el fuerte calor en el Poble Espanyol a esas horas de la tarde.
La actuación de los americanos Between The Buried And Me estuvo llena de técnica y virtuosismo extremo. Quizás el sol deslució un poco la propuesta de Tommy Rogers, Paul Waggoner y compañía, pero no cabe duda que pusieron todo de su parte para conseguir un buen show. En mi opinión sus enrevesadas composiciones le restan un poco de consistencia al proyecto, pero no cabe duda que sus seguidores disfrutaron de lo lindo con temas como Tellos, Bloom o Selkies: The Endless Obsession entre otros.
Los míticos Magma fueron la apuesta más arriesgada de esta tercera edición. Su propuesta musical difícil y barroca es de esas que la amas o la odias. Sus ocho componentes desgranaron los temas a modo de banda sonora que funcionaría perfectamente en cualquier película de Dario Argento. Sus letras en un idioma inventado (kobaiano), sus coros femeninos opresivos y su base rítmica monolítica hace de los franceses un ejemplar único en la escena actual. Steven Wilson o Mikael Akerfeldt se declaran fans acérrimos y les mencionaron como gran influencia durante sus actuaciones.
Después de una experiencia tan extrema era momento de descansar un poco los oídos. No hubo mucho tiempo para ello ya que nuestro querido Miguelito y los suyos hicieron aparición en el mismo escenario que ya les acogió como cabezas de cartel de la primera edición del festival. Igual que ya pasó hace dos años, la actuación de Opeth nos sirvió de calentamiento para su inminente nuevo disco de estudio. Con la puesta en escena sobria que les caracteriza, los suecos ejecutaron un arsenal de temazos con su facilidad pasmosa que les caracteriza. La voz de Akerfeltd estuvo impecable durante todo el concierto y sus bromas marca de la casa estuvieron a la altura de las mejores ocasiones. Temas como The Devil’s Orchard, Heir Apparent o Deliverance son un ejemplo de la variedad estilística que se puede encontrar en un setlist de Opeth. Toda una montaña rusa de emociones que les hace más y más grandes con cada disco.
Lo de Steven Wilson y su banda es para hacer una mención aparte. Desde su nueva etapa en solitario se le nota mucho más feliz, eufórico y comunicativo tanto con el público como con su propia banda, cosa que no sucedía con Porcupine Tree. Para los que llevamos tiempo viéndolo en directo con Porcupine es un cambio chocante y bastante destacable. Como me comentaba un amigo, esta salida del armario progresivo es lo mejor que le podía haber pasado tanto a él como a sus seguidores. El paraje idílico del Poble Espanyol les dió un subidón de adrenalina extra que hizo que durante las dos horas del concierto l abanda derrochara energía y entusiasmo a raudales. Steven nos presentó parte de su anterior disco titulado Hand. Cannot. Erase. de manera generosa destacando la bella Routine con unas proyecciones preciosas al estilo de la escuela de animación rusa. El genio de Kingstone estuvo acompañado por el contundente Craig Blundell a la batería, el experimentado Dave Kilminster a la guitarra y el virtuoso Adam Holzman a los teclados. Su primera revisión al pasado fue con un clásico en sus setlist como es la balada Lazarus con la que hizo su pequeño homenaje a David Bowie. Con Harmony Korine y las magníficas proyecciones de Lasse Hoile se consiguió uno de los momentos más épicos del festival. Habría más regalos para los nostálgicos con con temas como Don’t Hate Me, Sleep Together y The Sound of Muzak para acabar con la reposada The Raven That Refused to Sing. Sin duda fue el mejor concierto de todos el festival.
Textures lo tuvieron difícil para cerrar el evento. Después de todo lo vivido hasta ahora y todo el cansancio acumulado de la gran mayoría del público, muchos decidieron marcharse sin disfrutar de su actuación. Pese a esto los holandeses estuvieron voluntariosos e hicieron las delicias de los más motivados en las primeras filas que convirtieron el concierto en una verdadera rave metalera como fiesta de despedida.
En definitiva, el Be Prog de este año ha dejado el listón tan alto que uno ya no sabe imaginarse qué puede esperarnos el año nuevo. Deseamos que una vez más Madness! Live nos vuelva a demostrar que con determinación y mucho curro, no hay sueño imposible.
CRÓNICA: ÓSCAR CASELLES (sábado) y ROSARIO LÓPEZ (viernes)
FOTOS: Aránzazu Peyrotau (Be Prog)