19/04/2019. Razzmatazz, Barcelona. Promotora: Live Nation. Crónica y fotos: Rosario López “¿Ya han pasado dieciocho años?” Eso debieron pensar los afortunados que vieron a Disturbed en su última visita a Barcelona, teloneando a Marilyn Manson, al oír el año pasado el anuncio de que por fin la banda volvía a nuestra ciudad. Curiosamente el público no estaba, como quizá se hubiera podido esperar, exclusivamente formado por los casi-cuarentones que les descubrimos en pleno estallido del nu-metal: esta es la crónica de un sold out al que se llegó también gracias a quienes les han descubierto ahora, en su segunda vida discográfica.
Lo cierto es que allá por el 2001, el nu-metal parecía ser parte de un juego que se basaba en dilucidar quien era más malote y amenazador. Los años pasan, para la banda y para su público, y unos y otros se han convertido en otra cosa. Se acabaron las poses agresivas, y a cambio Barcelona descubrió a un David Draiman muy comunicativo con su público, que entre descarga y descarga de tralla aprovechaba para animar a los asistentes que pudieran estar pasando por malos momentos por depresión o adicciones a que buscaran apoyo y hablaran con sus seres queridos. Musicalmente fue un buen concierto, sonaron bien (David empezó algo dubitativo, pero a partir de la segunda canción entró en calor y de qué manera), y se alternaron temas de su último disco, Evolution, con sus piezas más famosas y las versiones de Land of Confusion (Genesis) o de The Sound of Silence, de Simon & Garfunkel. Hubo espacio incluso para tocar canciones en acústico y con taburetes. ¿Y la tralla, diréis? La caña estuvo ahí, por supuesto, y fue la que realmente llevó al público a la locura: con un John Moyer apuntalando con su bajo y Mike Wrengen dándolo todo tras su gigantesco set de batería, fue imposible no volverse loco con Prayer, The Vengeful Ones, Stupify y sobretodo las finales Striken y Down With the Sickness. It’s only metal, but I love it!
Mención especial merecen los galeses Skindred, que ejercieron de jugosísimo tentempié mientras esperábamos a los cabezas de cartel. Cualquier grupo que use la Marcha Imperial de Star Wars como preludio de la salida de la banda al escenario merece mi respeto, pero es que además a los de Newport les vimos bastante más en forma que en el Download, hace un par de años. Sacudieron a base de bien al respetable con su gamberra mezcla de nu-metal y reggae. El experimento de Benji Webbe de digirir al público para que les hiciera de base sample de That’s My Jam fue un rotundo éxito, y Nobody y Rat Race fueron trallazos imposibles de ignorar.