23-10-2018. Sala Apolo y La [2] de Apolo, Barcelona. Promotor: Primavera Sound. Fotos y texto: Rosario López. El Primavera Club volvía a atronar Barcelona el fin de semana pasado para volver a hacer lo que mejor sabe hacer: descubrirnos nuestros grupos favoritos del futuro.
En su primera jornada, disfrutamos de los directos de tres grupos: Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Conttra y Alaskalaska.
La noche empezó fuerte con Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, que fueron, por cierto, nuestros favoritos del menú. Esta banda de Sevilla de nombre imposible dejó sorprendidos tanto a propios como extraños, y más de uno nos hubiéramos comprado allí mismo su disco de no ser porque aún no ha salido a la venta (les ha fichado El Segell del Primavera, por cierto). Su concierto fue un recital refrescante, un crossover loquísimo y mil-leches entre géneros y elementos que no solemos ver juntos: ahí estaba la voz, reminiscente de la de Jesús de la Rosa, de Triana, pero también el fuzz propio del rock psicodélico de reciente cuña, y ramalazos a lo Led Zepp. Salieron a matar, sonaron de lujo, se lo pasaron bomba y nosotros también: el público metido en el bolsillo desde la primera canción. Ah, y todo esto sobrados de actitud, un diez. Todo adornado con máscaras, un manillar de motocicleta, y, por si aún no nos habíamos enamorado del todo, el cantante lucía una camiseta corta con el slogan ALPHA MALES SUCKS. Dicen que este sonido que han creado se llama kinkidelia, así pues: ¡Larga vida a la kinkidelia!
No se puede decir que ver a Conttra en el Primavera Club fuera un descubrimiento como tal a estas alturas, ya que son varias las bandas extranjeras de éxito a las que han podido telonear en los últimos meses a su paso por Barcelona, su ciudad. No obstante, al César lo que es del César: siempre es divertido verles. Es casi imposible salir de la sala sin bailar, ya que defienden con confianza arrolladora y sudor ese indie-disco-funk que les ha valido su reciente fichaje con El Segell Del Primavera. Siempre efectivos.
Alaskalaska jugaban a otro juego: los londinenses hacían de la sangre fría que sugieren su nombre y su ciudad natal su bandera para ofrecernos un concierto calmado pero evocador. Aires pop, pasajes jazzísticos, saxofón y una pizcita de electrónica, pero sobretodo mucha elegancia. Muy agradables y una buena manera de dar fin a nuestra (en este caso corta) programación del día.
