Muchos no lo acabamos de entender cuando The Jim Jones Revue anunciaron repentinamente, hace sólo unos meses, que estaban decididos a poner punto y final a su trayectoria juntos tras una última gira de despedida. Pero ayer, en una Sala Bikini llena hasta los topes, Jim y los suyos dejaron claro por qué vale la pena poner punto y final a un grupo mientras estás en lo más alto.
Y es que nos ofrecieron un concierto inolvidable que se nos subió a la cabeza como un bourbon de alta gradación desde el primer trago. Un show adrenalítico en el que la banda no se permitió un respiro, un decálogo perfecto de rock sucio, explosivo y, sobretodo, sexy en el que derrocharon empuje y la actitud de quien se ha propuesto dejar su marca en el escenario para siempre. Todo sacando a relucir lo más brillante de su catálogo, encabezado por hits con solera como Where Da Money Go? o Rock n Roll Psychosis y a menudo recortando al límite las distancias con el público a base de movimientos de cadera y provocación, como con It’s Gotta Be About Me. Porque las fiestas de despedida saben mucho mejor cuando se empiezan y acaban bebiendo y bailando.