Los británicos TOY abrían el miércoles pasado su gira española en la carismática Sala Sidecar barcelonesa, dispuestos a presentar su nuevo disco, Clear Shot. Su visita tenía ya antes de empezar un cierto halo de examen ante el público, que, curioso, respondió con interés y colgando el cartel de entradas agotadas una hora antes de abrir puertas.
Y lo de examen lo decimos porque cuando TOY aparecieron en 2012 con su álbum debut homónimo, debutando en Barcelona como parte del Primavera Club, todo parecía presagiar una explosión repentina a lo the next big thing, dado el apoyo de grandes del género como The Horrors y a la aparente facilidad con la que habían facturado hits shoegaze como Kopter o Colours Running Out. Su segundo disco, Join the Dots, llegó muy pronto pero resultó algo precipitado, falto de dirección, y es que se echaban de menos canciones reconocibles que continuaran manteniendo esa llama inicial que nos había atrapado. Han tenido que pasar tres años para que su último trabajo, Clear Shot, nos devuelva parte de las mariposas en el estómago iniciales, aunque sea innegable tras verles en directo que estas mariposas vuelan, a día de hoy, seguras pero más lentas.
Pero es que ya lo vaticinaron al comienzo de la noche los Holograma ante la posibilidad de que el público no se animara a bailar con el último tema de su sólido set de krautrock: “no pasa nada, la languidez también es una opción muy válida”. Y no podríamos estar más de acuerdo. TOY comenzaron con la fantasmagórica y bella Cinema un setlist que se apoyó sobretodo en su último disco y en el debut, con sólo dos incursiones en Join The Dots, como si fueran conscientes de que éste no acaba de contar con temas que enganchen al público.
El resultado fue un concierto interesante en sus contrastes, por un lado con unos temas nuevos bien definidos y en general más pausados, lentos en revoluciones, a veces tenebrosos, otras coquetos, pero siempre atractivos en su melancolía shoegaze. Por el otro lado, los temas más antiguos ofrecían el contrapunto efervescente, como confirmaba la reacción de un público entregado con temas como Kopter y Motoring, que hicieron temblar con creces las tablas del Sidecar.
Como constante, dotando de coherencia al conjunto, la elegancia de las composiciones (con Fast Silver a la cabeza) y una banda a la que vimos disfrutar la noche. Hubo algunos problemas de sonido que se fueron resolviendo durante la marcha y que por suerte no empañaron momentos fantásticos, como cuando a todos nos pilló por sorpresa el increíble desarrollo preciosista y lleno de energía de Dream Orchestrator.
Sea a la velocidad que sea, parece que TOY han encontrado por fin un camino claro a seguir, y seguiremos su periplo en etapas venideras.
FOTOS Y CRÓNICA: ROSARIO LÓPEZ
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