[CRÓNICA + FOTOS]: Arctangent 2023 despega con su jornada de inauguración

ATG Jornada de inauguración: Miércoles 16 de agosto, Fernhill Farm, Bristol. Crónica y fotos: Rosario López. Vamos a decirlo desde el primer segundo: amamos al festival Arctangent. El flechazo fue instantáneo en nuestra anterior visita, en los primeros pasos del festival (solo era su segunda edición) y nueve años después la sensación se ha confirmado: ha sido uno de los mejores eventos musicales que hemos visitado en toda nuestra vida. Arctangent es un festival dedicado a todas las versiones del “rock raro” que os podáis imaginar: el math rock, el post rock, noise, post hardcore… y todos esos proyectos camaleónicos de libertad estilística extrema que se resisten a meterse en una o dos cajas cuando perfectamente pueden pertenecer a siete (léase IGORRR, por poner un ejemplo).

Situado en la campiña inglesa, en Fernhill Farm, a unos 40 minutos por carretera de Bristol, ATG es un festival familiar, organizado con mimo y pasión, pequeño a pesar de su innegable crecimiento, en que ir de un escenario a otro nunca lleva al asistente más de cinco minutos. Una especie de fiesta con cero pose donde degustar sonidos nuevos sin estrés ni pudor alguno, y con un ambiente insuperable. ¿Estamos ante el público más majo de la historia en un festival de música? La cantidad de conversaciones genuinas y espontáneas que tuvimos con asistentes de todas las edades, todas las condiciones y todos los rincones del mundo así lo parecen indicar, igual que el silencio sepulcral ante las propuestas musicales que lo precisaban. Un gustazo. 

Como ya es tradición, en su primera jornada el festival ofrece una fiesta de organización tipo “comeback”, en que en una sola de las carpas actúan algunas de las bandas más populares del cartel del año anterior. En esta ocasión llegamos al festival justo a tiempo de disfrutar de las actuaciones de las 3 últimas bandas de la jornada: Dvne, Conjurer y Scalping. 

Para nosotros, Dvne fueron una de esas gemas musicales que descubrimos en el Hellfest hace un par de meses. La banda, con sede en Escocia pese a reunir entre sus miembros diferentes nacionalidades, salieron al escenario de la carpa Bixler con la decisión y la solemnidad que implica el tocar ante un público tan dedicado y afín a su estilo, y procedieron a ofrecernos una descarga musical de pegada incontestable. En su setlist de solo cinco canciones (¿sólo cinco? sí, a fin de cuentas lo suyo es el metal progresivo) destacaron las melodías encabritadas de Sì-XIV, que volvieron loco al respetable, así como la voz melódica y limpia de Victor Vicart y la épica post-metal de Satuya, con la que cerraron el set: una epopeya de once minutos que narra la lucha de la naturaleza contra el caos causado por el hombre con una sección rítmica endiablada y un sólido contraste entre voces líricas y guturales. La banda lo dejó en lo más alto con el público deshaciéndose en vítores.

Antes de hablar de Conjurer, me gustaría admitir que quizá nuestra percepción de su concierto se vio empañada al haber tocado justo después de una banda tan rica en matices y ganchos melódicos como Dvne.  Los de Rugby se podría decir que llegaban con el partido ganado ante los amantes del metal más extremo y oscuro, habiendo tocado en el Festival Download, teloneado a los gigantes del género Voivod y Carcass por EEUU y con un bastión del metal, Nuclear Blast, como su sello discográfico. En su tercera actuación en el Arctangent no dejaron rehenes, apabullando al público con una descarga de decibelios y una ejecución tan agresiva como se esperaba, si bien quizá por el cansancio del viaje o por la intensidad del show anterior, estilísticamente no acabamos de conectar con ellos. Una percepción puramente personal, como digo, ya que el público se volcó de la primera nota a la última y nos consta que se seguía hablando de su show días después entre las primeras filas de otros conciertos. 

Scalping son un proyecto radicalmente diferente a los dos anteriores, y precisamente quizá por eso su actuación nos atrapa más que la de Conjurer. Se trata de un dúo de electrónica con baterías reales (¡chúpate esa, caja de ritmos!) y guitarras, apoyadas por unos visuales tan sugerentes como frenéticas. Su presencia en ATG viene a confirmarnos a quienes llevamos unos años ausentes que el espectro musical por el que se mueve el festival se ha ensanchado, pero se podría decir que conciertos como este siguen siendo 100% fieles al ATG: mezcla de estilos con resultados sorprendentes. Al final, no están tan lejos de propuestas ampliamente aceptadas por la comunidad como pueden ser por ejemplo Nordic Giants, con un plus de potencial bailable, eso sí. Tocan una selección de temas de su álbum debut, Void, y consiguen que hasta los pies más cansados (los nuestros) bailen sobre el césped. Muy refrescantes. Por cierto, para quienes andéis buscando por plataformas digitales para escucharles: que sepáis que por lo visto acaban de cambiarse el nombre a Scaler.

Y así acaba nuestra primera jornada en Arctangent, sabemos que nos esperan tres jornadas más con una media de diez conciertos completos por días así que renunciamos a un clásico del festival: la celebradísima Silent Disco. Mañana más.

 

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