Habíamos perdido ya la cuenta del tiempo que llevábamos esperando ver de nuevo a Maika Makovski sobre un escenario. La propia Maika hizo mención al dirigirse por primera vez a su público en su actuación en el festival White Summer, que se celebraba el sábado y domingo en Barcelona. Pero lo que vivimos en el patio central de la Fábrica Damm sentre los food trucks hizo que la espera valiera la pena con creces.
Maika tejió con mano firme y acompañada del Quartet Brossa un setlist en que se alternaban temas de sus trabajos anteriores con piezas de su nuevo disco, Chinook Wind, que sale a la venta este mes. Enfundada en un vestido de color neutro, la vimos hacer galas de sus dotes camaleónicas y mostrarse sucesivamente sensual, frágil, sufrida, fuerte, orgullosa de sus raices macedonias, valiente, divertida… para corroborarnos, una vez más, que tiene ese algo que tantos atesoran, el ser auténticamente artista. Y es que ver a Maika en directo siempre es una experiencia que te transforma, incluso aunque escuches sus canciones por primera vez. Te vas a casas y sus letras y su voz, su entrega, te acompañan durante días.
FOTO: ROSARIO LOPEZ