Mi primer DCODE dio comienzo con Trajano!, una banda madrileña que sigue la onda del nuevo post-punk de los primeros Editors, pero más directos. Si bien las comparaciones con Joy Division pueden ser odiosas, fueron un buen comienzo a la jornada maratoniana de música. Después salieron los esperadísimos Wolf Alice, para los cuales ya se llenó el pequeño escenario del País de las Tentaciones. El que Wolf Alice salieran a tocar a la 13.00 ha sido criticado por bastantes personas pero considero que este horario se debe a dos factores: el primero a que tenían que tomar un vuelo para ir a tocar al día siguiente a Berlín, y el segundo a que hicieron de reclamo para que la gente llegase un poco más pronto. Además, durante este concierto y los posteriores se podían ver muchos niños entre el público, y es que grandes grupos como Wolf Alice pueden ser una gran experiencia para estos chavales que van a su primer festival acompañados de sus padres. Wolf Alice no decepcionaron en absoluto y descargaron un equilibrado set lleno de sus grandes éxitos como Bros, Moaning Lisa Smile y la cañera Giant Peach, con temas más suaves como la enorme Blush entre medias. Actuación más que correcta y muy enérgica que dejó al público entregado.
The Parrots, otro grupo madrileño, a priori eran el grupo que menos me interesaban pero cuyo directo, divertidísimo y gamberro puso al público en pie y nos hicieron bailar con su propuesta de garage rock espontaneo y simple. Los madrileños Gold Lake ofrecen una variante más glam y elegante de rock, y aunque les costó entrar en calor (intuyo que son más para salas, con oscuridad y ambiente) nos hicieron bailar con sus ritmos, mención especial para la voz de la cantante, espectacular, y el batería que a mí por lo menos me pareció enorme. Flo Morrissey es una mujer angelical con una voz increíble, pero su propuesta de folk intimista no es quizás la más apropiada para un festival de estas características. Y llegó el primer contratiempo de la jornada: Hinds no llegaban debido a un enorme retraso de su avión…Solución: hacer salir a Gold Lake de nuevo, pero esta vez en el escenario Heieneken. Salieron y tocaron el mismo set, pero no llegaron demasiado a un público que esperaba a las Hinds, Gold Lake era lo más opuesto que uno puede pensar. Neuman tuvieron una actuación correcta, la gente parecía conocer sus canciones y las coreaban, pero a mí personalmente su propuesta de pop-rock no me terminó de llegar, y eché en falta un poco más de músculo o de energía en el escenario. Eso sí, su nuevo single, Turn it, lo petó y la gente se volvió loca.
The Parrots
Gold Lake
Fizzy Soup
Flo Morrisey
Neuman
Después llegaría la mexicana Natalia Lafourcade, con su banda de músicos fiesteros y que trajo mucha alegría al escenario. Sus canciones en versión LP son muy bonitas pero me preocupaba que no fueran a tener la energía necesaria para triunfar en un festival donde no todo el mundo es fan de su música. Sin embargo sus canciones ganan mucho en directo y supo como ganarse al público con temas más movidos. Su actuación fue in crescendo y sus bailes y la locura final con todos los miembros de la banda bailando levantó al público. Y llegaron Hinds directas desde Mallorca, y descargaron su descarada versión de surf rock. Se les notaba el nerviosismo y cansancio del viaje en los continuos descansos y speeches que dio la cantante, pero la gente las estaba esperando y la energía del festival creció gracias a ellas. Lo que les falta a nivel técnico lo suplen con la energía y desparpajo con el que se mueven por el escenario. Y hacía falta, ya que para estas horas ya se había confirmado la ausencia de Sam Smith, enfermo con una infección en el aparato respiratorio. Los malagueños L.A fueron para mí la revelación de la jornada, ya que no les conocí anteriormente. Su rock noventero con toques muy del American Dessert nos hizo bailar y tuvo muchísima energía, algo que agradecer cuando ya llevábamos muchas horas encima de música. Sin duda les seguiré de ahora en adelante. The Vaccines tuvieron una actuación sobresaliente frente a un publico que ya estaba rendido a ellos de antemano. Su propuesta de indie rock británica es efectiva pero a mí solo me llegaron realmente tres o cuatro temas. Justin Hayward-Young, su cantante, tiene una vena dramática muy pronunciada y sus manierismos le dan personalidad a una banda y añaden atractivo a sus directos.
Natalia Lafourcade
Hinds
Vaccines
L.A
En un festival como este, con una jornada maratoniana de 15 horas, hay que saber cuándo parar, y nosotros decidimos descansar y cenar durante el concierto de Supersubmarina. Tras el descanso, Suede nos demostraron toda su experiencia sobre los escenarios y, sobre todo, en escenarios españoles. Los británicos desataron sobre el DCODE su propuesta de brit pop glamuroso en un set lleno de grandes éxitos en el que no podían faltar Trash o Animal Nitrate. Brett Anderson es un animal de escenario y aunque ya esté entrado en años sigue moviéndose sinuoso como una pantera y bailando provocativamente, a la par que sabe cómo persuadir al público para que cante y coree sus canciones. Técnicamente fueron impolutos y la voz de Brett sigue sonando espectacular. Mi DCODE terminó con Foals. La banda de Yannis Philippakis cuenta con una propuesta original a caballo entre el post-rock, pop bailongo y rock alternativo que a mí personalmente me encanta. Su set, enérgico y que a veces ralló en la entropía, incluyó temas de todos sus discos, What went down y Mountain at my gates nos hicieron entrar en calor, mientras que My number nos hizo bailar y saltar. Spanish Sahara y Late Night dieron el toque sensible al set. Es en estos temas donde se puede apreciar la madurez técnica de este grupo. Two steps, twice y Providence fueron de los últimos temas que tocaron y con los que el publico y Yannis llegaron al éxtasis musical. Sin duda se puede entender el motivo por el que fueron votados como el mejor directo del Reading 2015.
Supersubmarina
Suede
Izal
Foals
Crystal Fighters
En resumen, un festival con altibajos debido a las ausencias que obligaron a reorganizar las actuaciones, pero que supo dar un cierto equilibrio entre bandas locales, nacionales y foráneas y que para mí mereció muchísimo la pena.
CRÓNICA: ALEJANDRO MORALES
FOTOS: SERGIO MORALES