Ya hemos hablado con anterioridad de ese carácter atrevidamente ecléctico que tiene el Cruïlla, con un cartel en apariencia caótico donde pueden convivir Juan Luis Guerra y Rubén Blades con Editors, Jack White y a su vez con Tote King, Residente y para rizar el rizo Zahara o las Tanxugueiras. Está claro que no es un festival basado en un género musical, ¿Qué tipo de público asiste entonces al mismo? Es preciso recordar en este momento a 10 años de su publicación el maravilloso libro de Xavier Torres-Bachetta “Barcelona és bona si la música sona!” en el que hace un recorrido taxonómico en forma de imágenes y texto por la Barcelona conformada por 80 grupos locales o ubicados en la ciudad, de los que la convirtieron en algún momento indeterminado en la capital de la fusión. Buscadlo, es una joya. El Cruïlla responde en cierta manera a esta realidad, es un festival para barceloneses, con independencia de dónde hayan nacido, público buscando su espacio y demostrando que más allá de las listas, Twitter y demás, como se presente Juan Luis Guerra en la ciudad va a poner a bailar a todo el mundo.
En la jornada del Jueves brillaron Molotov y Residente. Los mexicanos dedicaron una buena parte de su repertorio a su celebrado ¿Dónde jugarán las niñas? mientras que el rapero puertorriqueño se ponía serio para cerrar la noche, banda compacta y voces sin artíficos con toda la apuesta en el mensaje.
El Viernes arrancó con la celebrada reunión de Delafé y la flores azules y el sorprendente buen estado de forma de Duran Duran, pero el tiempo se detuvo cuando Zahara salió al escenario. Fuerza arrolladora para la galaxia Zahara en esta nueva versión como descubierta por el telescopio Webb, revelando nuevas texturas y colores y haciéndonos preguntar por qué no la programaron más tarde. Siguió Rigoberta Bandini surfeando la ola de la popularidad y presentando en sociedad su nueva canción, corrigiendo 50 años después a los payasos de la tele (Así bailaba, así, así…). El plato fuerte de la noche, Jack White, no defraudó. La sensación de que puede realizar mil variaciones del mismo riff metálico y bronco, que nunca nos cansaremos. Editors sorprendieron con un concierto compacto y de mayor calidad de los últimos que les habíamos visto, haciendo las delicias de los muchos incondicionales que tienen. Para cerrar la noche (aquí Zahara habría reinado), Meute surgiendo entre brumas y oscuridad plagados de metales (no, no son los cenobitas de Hellraiser, es una banda alemana supuestamente divertida) y los siempre blandos Hot Chip que al menos tienen esa gran versión de Sabotage de los Beastie Boys.
El fin de fiesta el Sábado tiene dos nombres en lo que a disfrute del personal se refiere: Juan Luis Guerra y Rubén Blades. El dominicano puso a bailar literalmente a todo el Fórum, mientras que el panameño demostró a sus 73 años su maestría y que una big band nunca está de más, recordatorio incluido a la Orquesta Platería (cuántas fiestas mayores!) antes de cantar Pedro Navaja. Momento Tanxugueiras o cómo esta mezcla de folclore y electrónica desata la euforia mientras ellas, humildes, agradecen que su folclore y su lengua gusten; gran prestación en directo del trío gallego.
Os dejamos con la extensa galería fotográfica.
BALKAN PARADISE ORCHESTRA
MISS BOLIVIA
STAY HOMAS
MOLOTOV
RESIDENTE
DELAFE Y LAS FLORES AZULES
DURAN DURAN
ZAHARA
RIGOBERTA BANDINI
JACK WHITE
EDITORS
MEUTE
HOT CHIP
RUBÉN BLADES
ELS CATARRES
TANXUGUEIRAS