[FOTOS + CRÓNICA] Be Prog 2018, viernes 29 de junio: el círculo perfecto

29-06-2018 – Be Prog! My Friend. Poble Espanyol, Barcelona. Promotora: Madness! Live Fotos y crónica: Rosario López. El viernes pasado daba comienzo en el siempre encantador Poble Espanyol barcelonés la quinta edición del festival Be Prog! My Friend. En esta primera jornada, A Perfect Circle eran el esperadísimo cabeza de cartel y principal reclamo en un cartel que grupo a grupo demostró que tenía muchísimo más que ofrecer.

Persefone

Prueba de cómo las miras estilísticas del festival parecen ampliarse en cada nueva edición fueron Persefone, banda de Andorra que con su death metal progresivo se enfrentó con agallas al sol reinante para sacar a relucir temas de su última referencia discográfica, Aathma. Riffs cortantes a veces y atmosféricos otras y unos teclados muy protagonistas en los que se apoyaba, animando al público a que saliera de la sombra de los edificios, su cantante Marc Martins, un gran showman. Consiguieron hechizar a decenas de fans que aguantaron el sol con estoicismo.

Baroness

Los amantes del rock alternativo teníamos en Baroness uno de los platos fuertes ya no de la jornada, sino del festival, y es que ya han pasado 2 años desde que nos visitaron por última vez en sala, presentando la obra que les ha traído el mayor reconocimiento hasta la fecha, el maravilloso Purple, y a la vista saltaba que ya se les echaba en falta por aquí.

Desde entonces, la banda ha vuelto a cambiar su formación pero visto lo que vimos el viernes, es motivo de alegría: el proyecto parece haber encontrado al fin su dream team particular, con la incorporación de la prodigiosa Gina Gleason a la guitarra y los coros. Empezaron con Take my Bones Away, toda una explosiva declaración de intenciones, y desplegaron con músculo y sensibilidad un setlist que fue tan abrasivo en ocasiones (The Sweetest Curse, Morningstar) como luminoso otras (March To The Sea,  Shock Me).  Sebastian Thompson volvía a meter brasa tras a la batería, ya de vuelta tras el viaje por una emergencia familiar que hizo que durante unos días la banda tuviera que tocar en formato acústico en festivales como Hellfest, y Nick Jost apuntalaba el conjunto con el empaque que caracteriza a sus líneas de bajo. John Baizley, alma fundadora del grupo, ejercía de nuevo como efervescente maestro de ceremonias experto en infundir euforia a las masas, pero ahora lo hacía con una nueva compinche de aventuras, Gina, con quien demostró tener una gran química musical y escénica, compartiendo ambos esa simpatía algo brutota que Baizley ha enarbolado siempre como seña de identidad de la banda.

Un concierto antológico y entregado: viéndoles acabar con la mítica Isak, de su disco de debut, entre puños en alto y headbanging generalizado en el público, una cosa queda clara: pocos grupos hoy en día sudan la camiseta de esta manera. Todo un acierto de la organización incluirles en el cartel, que no solo de Prog puro vive el hombre (ni la mujer).

 

Pain of Salvation

Pain of Salvation fueron la primera banda abiertamente prog del día, y un ejemplo clásico de formación que siempre sabe cómo poner al público de su lado y mantener su atención en todo momento. ¿Cómo? En gran parte gracias al carisma de su cantante,  Daniel Gildenlöw, por suerte ya en plena forma, que no deja ni un ápice de energía en el tintero y sabe llamar a la acción a los fans sea dirigiéndose a ellos, incitándoles a hacer palmas o a corear estribillos. Le flanquea, en su retorno a la banda, otro entertainer bombástico, el guitarrista Johan Hallgreen, hiperactivo y salvaje.

El setlist se enraizó sobretodo en el último trabajo de la banda, y alcanzó sus momentos álgidos con Linoleum, Meaningless y la canción que da nombre al mismo, In the Passing Light of Day. Leo Margarit por lo visto no tenía bastante con clavarlo todo a la batería, que hasta se atrevió a cantar a capella. ¿Un grupo técnico? Sí, pero también emotivo, y aunque quizá a veces caen en la repetición de su propio personaje, la reacción del público es unánime: está claro que tienen sus fans y levantan pasiones. Fantástica elección para ver ponerse el sol tras los edificios del Poble Espanyol, a la espera de lo que estaba por venir.

 

A Perfect Circle

Al Be Prog hay que agradecerle fervorosamente dos cosas respecto al fichaje estrella de A Perfect Circle. Por un lado, que se mojaran lo suficiente como para contratar con la banda el show completo a pesar de ser un festival (diecinueve temas se sacaron de la chistera, ahí es nada). Por otro, que nos brindaran el mejor escenario y ambientación posible para disfrutar de la experiencia, en lo que parecía la plaza mayor de una villa clásica mediterránea, atemporal en su belleza. Hasta Maynard confesó a medio concierto que estaba siendo muy especial para ellos el estar tocando en un sitio tan pintoresco e irrepetible.

Pero para irrepetible y maravillosa la sensación cuando un concierto que la mayoría de los presentes llevaban catorce años esperando se acabó desarrollando aún mejor de lo que cabía esperar. Fueron dos horas de pura excelencia musical y teatral en que lo tuvimos todo y algo más: un comienzo envuelto en azules melancólicos para apreciar la melancolía sónica de Disilussioned,  por ejemplo, o la profundidad y matices de la omnipresente voz de Maynard, que llegaba a nosotros poderosa y nos erizaba la piel aún sin poder verle la cara entre la penumbra al fondo del escenario. Billy Howerdel y su particular presencia zen,  elegante humildad a la guitarra y los coros, Matt McJunkins al bajo, desafiante y animado y Jeff Friedl bombeando sangre caliente al conjunto desde el set de batería. Todo un peso pesado de la escena musical, Ken Andrews (Failure, Year of the Rabbit) acompañando a los teclados y la guitarra, perfecto sustituto de James Iha en un discreto segundo plano. Los fans en las primeras filas llorando al irrumpir Thomas por sorpresa, con toda su fuerza, una hipnótica interpretación de Rose a más no poder con un juego de luces transgresor, la sensibilidad de The Noose transportándonos en el espacio y el tiempo, o el espíritu industrial que nos llevó al delirio con Counting Bodies Like Sheep to The Rythm of the Wardrums. Y la sensación de que Eat The Elephant es un disco infravalorado al que por fin se hace justicia en el directo, como demostraron las eléctricas interpretaciones de The Doomed, The Contrarian y (sobretodo) una Talk Talk tan compleja como rabiosa.

El tiempo vuela cuando uno lo está pasando bien y del concierto de A Perfect Circle salimos como de una noche de pasión, con los ojos brillantes y el pelo revuelto tras el inconmensurable díptico formado por The Outsider y Package. Así las cosas, Feathers fue un simple remanso final en el que reflexionar e intentar asimilar todo lo vivido, y sí, sentirnos afortunados. Porque dentro de otros catorce años, sin duda alguna este será el concierto de A Perfect Circle del que todos seguiremos hablando.

 

 

 

 

 

 

Oranssi Pazuzu

Tocar después de unos cabezas de cartel como Maynard y los suyos no es un reto a la altura del cual puedan estar muchas bandas, pero los noruegos Oranssi Pazuzu se rigen por las reglas de su propio universo en todo concierto, sin mirar adelante ni atrás, sino más bien embistiendo con el mástil de la guitarra levantado y los ojos cerrados.

Se pegaron un gran set en el que salieron a matar desde el primer segundo, con la inicial Këvat. Su concierto fue como un microcosmos dentro del cual se desarrolló la tormenta sónica más salvaje: black metal y psicodelia agresivos e hipnóticos, no aptos para quienes estuvieran ya acusando el cansancio de tantas horas. Si decidías quedarte pero no conseguías entrar en su sintonía, acababas con cara de estar avistando habitantes de otro planeta cuyo denso idioma no te las apañabas para entender, pero si conseguías dejarte llevar por su descenso a los infiernos en espirales, podías vivir el viaje definitivo, el colofón perfecto a la noche.

About Rosario López

Autodidacta, su pasión por la música y la fotografía desde que tiene uso de razón ha desembocado en su especialización como fotógrafa de conciertos. Empezó a inmortalizar momentos decisivos desde el foso para varias publicaciones online en 2008. En 2013 fundó Flashes And Sounds para dar rienda suelta a su pasión por el periodismo musical. Cree en las fotos que se pueden escuchar.
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