Festival Cruïlla. Varios artistas. Del 10 al 13 de Julio, Parc Del Fórum, Barcelona. Fotos: Mariano Antón. Crónica: Mariano Antón y Óscar Caselles.
A estas alturas del partido, al lector habitual no le resultará extraña nuestra predilección por el festival Cruïlla de Barcelona y su ya frecuente mezcla de estilos, en un eclecticismo radical que bien podría representar muchas de nuestras playlist, además de ser altamente disfrutable. Un año más el festival ha hecho de este eclecticismo su leit motiv, para mostrar un cartel diverso, atractivo y de gran calidad.
Como en anteriores ediciones, dentro de esta mescolanza de estilo y pareceres, también hay un cierto orden, y así se podría decir que cada uno de los días de festival tiene una temática general con mayoría de artistas pertenecientes a la misma. El miércoles es el día de las músicas urbanas y más rompedoras, el jueves da paso a los ritmos latinos, el viernes es una mezcla de artistas nacionales consagrados con estrellas internacionales, mientras que el sábado reúne a leyendas del panorama internacional así como algunos de los grupos locales más exitosos. Sin más preámbulos os dejamos con la crónica visual de lo que dio de sí el festival.
JUEVES: ¡A BAILAR!
La sesión del jueves se inició en la Silent Disco a cargo del no menos ecléctico Alex Garcia y sus colisiones sonoras. El maestro Chucho Valdés dio paso al Grupo Niché, auténtica bomba de baile. Por su parte, Albert Pla preparó una propuesta de elevada energía bailable, más de lo que uno esperaría del cantautor catalán, que has sabido adaptar su personaje con bases electrónicas ir a participación del guitarrista flamenco Diego Cortés con un resultado impecable. Continuaron la noche el grupo andaluz La Plazuela, todo actitud para el roneo funk y acabó la noche con el electro gamberrismo de Ladilla Rusa.
Álex García
Albert Pla
Grupo Niché
La Plazuela
Ladilla Rusa
VIERNES: ALTA INTENSIDAD
El viernes fue un día de grandes actuaciones, entre las que destacaron los ingleses Kasabian, The Kooks o Amaral. los de Zaragoza tienen un repertorio de himnos envidiable que desgranan en directo casi en modo de karaoke; no decepciona. Previamente Rayden desataron una tormenta de energía sónica. A destacar las propuestas de Maestro Espada y La Paloma.
Depedro
The Kooks
Shinova
Rayden
Maestro Espada
Amaral
Nunatak
La Paloma
Kasabian
SÁBADO: FUCKING LEGENDS
El sábado, como ya hemos comentado, fue el día de las leyendas: si a mi Yo de hace 30 años le hubieran dicho que en la misma semana podría ver en directo a Pearl Jam, The Smiths y The Smashing Pumpkins, seguramente se habría carcajeado. Pero en el panorama actual, las reuniones, el revisionismo y las giras dedicadas a álbumes míticos están a la orden del día, para alegría, de nuestros oídos y tristeza de nuestros nuestros bolsillos.
El inicio del día corrió a cargo de Calexico, los de Tucson son precisos como un reloj suizo, metrónomo cumbiero que marca el recorrido fronterizo. Cuando se pusieron oscuretes (en honor a los fans más góticos que esperaban a The Smashing Pumpkins) nos encantaron, cuando se pusieron latinos, también. Si una cosa son, en todo momento, es convincentes, y expertos en establecer una complicidad sin igual con el publico, sea cual sea la circumstancia.
El siguiente gran nombre de la noche fue Johnny Marr, que cuenta en su haber con una lista de canciones difícil de igualar. El de Mánchester sigue siendo un referente a la hora de enlazar riffs hipnóticos, ofreciendo uno de los mejores conciertos del festival con su material propio en solitario espolvoreado por hasta siete canciones de The Smiths: Panic, This Charming Man, Please Please Plase Let Me Get What I Want, Stop Me If You’ve Heard this One Before, Bigmouth Strikes Again, How Soon Is Now y una luminosísima There Is a Light that Never Goes Out . Una clase maestra en materia de elegancia la suya, le escucharíamos tocar durante horas las canciones que él quisiera. Pet Shop Boys cogieron el relevo en el escenario principal para también rivalizar en cuestión de hits. Después de tantos años uno se da cuenta que no tienen ni una sola canción de relleno; quizá por eso después de la cumbre que supuso la carismática It’s a Sin sorprendieron con unos bises con los que no contábamos: les faltaba tiempo para acabar la lista de rompepistas y tenían que rematar con West End Girls y Being Boring .
Por último The Smashing Pumpkins, como grupo más esperado de la noche, dieron el mejor concierto del festival, al menos en la opinión del que esto escribe. Billy Corgan está irreconocible, no en la parte de física si no en el buen humor que destila, incluso con momentos de club de la comedia junto a James Iha. Verle sacar a sus hijos a bailar por el escenario durante Ava Adore mientras él cantaba la que es la letra más oscura de todo el catálogo de Smashing fue una de esas experiencias bizarramente adorables que uno nunca olvidará. En lo musical decidieron ir a setas y dejar los Rolex de lado; guitarras pesadas, contundencia, inmediatez y la acertadísima inclusión de la guitarrista Kiki Wong. Tener por fin en escena a los tres miembros fundadores (con ese Jimmy Chamberlin por el que no pasan los años metiendo caña sin piedad tras los platos) fue impagable. Increible la descarga sónica durante Jellybelly y Cherub Rock (nos despeinaron ambas) y qué buen final con Zero, demostrando que, en contra de lo que hemos dicho muchos años al hablar de esta banda, se puede ser feliz en lo personal y seguir sonando rabioso sobre las tablas. Reconciliado con los Smashing.
Calexico
Marala
Johnny Marr
Pet Shop Boys
The Smashing Pumpkins
Cruïlla