Fotos y texto: Dwayne Miras. La Patum de Berga es una tradición ancestral y festiva que se celebra en la ciudad de Berga, ubicada en la comarca del Berguedà, en la provincia de Barcelona, España. Esta festividad tiene una larga historia que se remonta a la Edad Media y se ha convertido en uno de los eventos más emblemáticos y populares de Cataluña.
La historia de la Patum de Berga se origina en el siglo XIV, durante la época en que la ciudad de Berga vivía bajo el dominio feudal. En aquel entonces, los habitantes de la ciudad celebraban la festividad del Corpus Christi, una tradición religiosa que conmemora la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Sin embargo, con el tiempo, esta festividad fue adquiriendo elementos propios y se transformó en la Patum tal como se conoce hoy en día.
La palabra “patum” proviene del latín “patere” que significa “aparecer” o “manifestarse”. Durante la festividad, los habitantes de Berga salían a las calles para representar escenas bíblicas y de carácter religioso, así como también para mostrar danzas, música y espectáculos. La Patum se convirtió en una forma de expresión colectiva y festiva que trascendía lo religioso y se convirtió en una manifestación cultural única.
Durante los siglos siguientes, la Patum de Berga se consolidó como una festividad de gran importancia para la ciudad y sus habitantes. Se convirtió en una tradición transmitida de generación en generación, donde la participación comunitaria era fundamental. Las distintas escenas y personajes que forman parte de la Patum, como el Àliga (águila), La Guita(dragón), el Gegants (gigantes) y els Nans Vells (viejos enanos), entre otros, fueron añadiéndose a lo largo de los años, enriqueciendo el espectáculo y dotándolo de una mayor diversidad.
Sin embargo, a lo largo de su historia, la Patum de Berga también tuvo momentos de incertidumbre y riesgo de desaparición. Durante la dictadura de Franco en España, las tradiciones culturales y festivas de las diferentes regiones de España fueron reprimidas y la Patum no fue la excepción. Se prohibió su celebración en varias ocasiones, y solo pudo ser recuperada gracias a la perseverancia y el esfuerzo de los habitantes de Berga, que se mantuvieron firmes en la preservación de su patrimonio cultural.
Afortunadamente, tras el fin de la dictadura, la Patum de Berga pudo resurgir con fuerza y en la actualidad es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2005. Cada año, durante las fiestas de Corpus Christi, miles de personas acuden a Berga cada año para presenciar este espectáculo único, que combina elementos religiosos, tradicionales y festivos en un ambiente de alegría y participación.
La historia de la Patum es un testimonio de la importancia de preservar las tradiciones y el patrimonio cultural. Gracias al compromiso de sus habitantes, esta festividad ha sobrevivido a lo largo de los siglos y continúa siendo un símbolo de identidad para la ciudad de Berga y una fuente de admiración para todos aquellos que tienen la oportunidad de vivirla.
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