[RESEÑA + FOTOS] CRUÏLLA 2021: Test de normalidad

Barcelona 8, 9 y 10 de Julio. Festival Cruïlla.
Texto: Mariano Antón, Fotos: Rosario López.

El Cruïlla consiguió congregar a 25.000 asistentes por día contando con el protocolo establecido en los test previos de Apolo y Love Of Lesbian en el Palau Sant Jordi, a saber, test de antígenos previo a la entrada, mascarilla tipo FFP2 obligatoria en todo momento y con libertad de movimientos. En un esfuerzo organizativo destacable, el cribado masivo de todo el público no produjo ningún tipo de retraso, y el recinto contaba con zonas separadas (p.ej. no era posible acceder con bebidas a la zona de “pista” en los escenarios, para evitar retirar la mascarilla en las zonas más concurridas). Va a ser muy difícil en el contexto actual escapar a la polémica sobre la conveniencia de celebrar este tipo de eventos, pero bien es cierto que si de alguna forma se puede hacer, es como se ha llevado a cabo en este Cruïlla.

En lo relativo a la parte musical, el Cruïlla siempre ha contado con carteles altamente heterogéneos en lo estilístico y este año no ha sido una excepción; es como tratar de juntar a todos tus grupitos de amigos para un mismo evento, los de la infancia, los del equipo de basket, los de la uni, el grupo que se ha montado para ir a festivales… al final el nexo de unión es que con todos te lo pasas bien y algo parecido pasa con los artistas del cartel. Diversidad de estilos y propuestas, artistas más masivos junto con otros más personales pero en general una especial predisposición al disfrute y al hedonismo sonoro. Común a todos los artistas fue la sensación de estar de vuelta en algo muy especial, recuperar sensaciones perdidas y volver a algo que hasta hace nada no era otra cosa que un recuerdo borroso.

La jornada del Jueves estaba dedicada los ritmos urbanos, lo que se tradujo en una media de edad más cercana a las categorías juveniles que el resto de los días, con Lágrimas de Sangre y Natos y Waor ofreciendo sus espectáculos divertidos aunque inofensivos como anticipo del plato fuerte de la noche, Kase.O. El rapero zaragozano contaba con el apoyo de una banda de jazz/funk, cómodo y enérgico sobre el escenario, beneficiado por esa catarsis vital que se llama madurez.

El Viernes destacaron al inicio Carolina Durante, a los que vemos ir sumando poco a poco hits para corear a grito pelao por parte de sus fans. La propuesta es la ya conocida, un directo contundente y poco adornado con el foco puesto en la inmediatez; funciona a la perfección. La puesta en escena de Amaral fue totalmente distinta, con motivos de espejos poliédricos a juego con un casco-espejo (que me hizo venir una imagen de The Residents…). Nítida y poderosa, Eva Amaral domina el escenario y conecta con su público de una forma tal que el concierto fue un karaoke continuo. La Casa Azul fueron por un camino similar, un éxito tras otro para poner al respetable a bailar (posiblemente el concierto de este Viernes que más lo logró) y ciertos problemas de sonido que no consiguieron mermar su entrega.

En el escenario grande se pudo disfrutar del primer nombre internacional, los irlandeses Two Door Cinema Club, haciendo muy bien lo que saben, con el metrónomo bien engrasado y brillando más en la faceta post-punk de sus inicios que en la vertiente synth-pop. Por último Novedades Carminha y su humor existencial con ecos cumbieros, provocaron los primeros conatos de crowd surfing de la noche en el escenario de las gradas.

Para la jornada del sábado ya se iba deslizando la sensación de recordar de qué iba esto, además de esperar con anhelo una de las perlas que aguardaba en el cartel, los británicos Morcheeba. La elegancia felina de Skye Edwards y un sonido que siempre miró más allá del trip hop como activos de uno de los mejores conciertos del festival y colofón de lo que se había ido gestando por la tarde en ese mismo escenario “Time Out”. Con luz solar todavía se presentó Coque Malla volando fuera del radar, con una banda sólida, un cancionero bien construido y la sensación de estar de vuelta, posiblemente el mejor de los rockeros que se presentaron esa noche. Siguiendo en este escenario Fuel Fandango ofreció su interesante mezcla de electrónica aflamencada que sin embargo quedó un poco a medio camino. Iseo & Dodosound acertaron algo más en su propuesta electrónica con cosas, en este caso con ritmos reggae y dubstep, con sorpresa incluída en forma de versión de Compay Segundo/Buena Vista Social Club. En el escenario “Cruïllaenamora” lleno total para ver a Leiva, acompañado de una banda espectacular y con el público entregado, el madrileño dejó una buena muestra de rock competente y eficaz. En ese mismo escenario algo más tarde León Benavente reventarían el medidor de intensidad en uno de los conciertos marcas de la casa y que nos recordó a aquél lejano ahora Cruïlla de tardor del 2019. Listón muy alto para Dorian que sin embargo cumplieron con creces y muy en la línea de lo que apuntábamos al principio: puro disfrute y diversión a raudales. Y que no falte el confetti.

About Mariano Antón

“Gracias por la música, misteriosa forma del tiempo.” Jorge Luis Borges. La fotografía de conciertos no es sólo la unión de mis dos pasiones, la fotografía y la música; es también la posibilidad de detener el tiempo en una nota, capturar la emoción del artista entre las sombras del escenario, transportar la atmósfera de la sala de conciertos al papel.
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