El domingo pasado, los japoneses Lite y los ingleses The Physics House Band nos brindaron una noche especial, una fiesta dedicada a la música y concretamente a su capacidad para sorprender. Y aunque fue una celebración en petit comité, sin la cantidad de público que merecía la ocasión, los oídos de los que estuvimos allí aún se están relamiendo.
Empecemos por el principio: el concierto servía como presentación del Aloud Music Festival, el festival por excelencia para oídos eclécticos y amantes del rock instrumental en Barcelona. De hecho la banda invitada para abrir la noche fue uno de los grupos que estarán en el festival, los ingleses The Physics House Band. La verdad, poco o nada sabíamos de ellos y este trío de jovencísimos chavales nos dejaron la cabeza loca, en el mejor sentido de la expresión. ¿De donde han salido y cómo pueden ser tan buenos? Bajo, sintetizadores, batería, guitarra y teclados, exprimidos al máximo con un control y una creatividad inauditos. Su sonido me resultó tan inspirador como inesperado: un bombazo fusión de math-rock, jazz y electrónica capaz de inocularnos una dosis concentrada de euforia.
Su baterista en concreto es espectacular, y brilló con luz propia en temas como Obeliskmonolith o Titan. Pero es que encima toda la banda se lo pasan genial tocando, y sobre el escenario mientras te ofrecen temazos como la marsvoltiniana Abraxical Solapse sin despeinarse tienen esa actitud traviesa y juguetona de los estudiantes que hacen campanas del colegio para invertir el tiempo en lo que realmente disfrutan. Y esa felicidad, esas ganas de comerse el mundo, se contagian. Ya tenemos ganas de repetir en el AMF con estos máquinas.
Tras una pausa llegó el turno de los anfitriones, LITE y sentimos mariposas en el estómago: estábamos a punto de presenciar el directo de una de las más prestigiosas bandas de math-rock actual en Japón. Contemporáneos de los Toe, y supongo que amigos (el bajista de hecho llevaba una camiseta suya), se pusieron manos a la obra con diligencia y sin aspavientos, sonrientes, con la modestia y calma abanderadas de su nacionalidad.
Y en siete u ocho canciones nos demostraron con creces su capacidad innata para transportarnos a otros mundos y sumergirnos en una especie de feliz trance. Piezas como Echolocation, de su nuevo disco, Installation, aúnan lo mejor del math-rock con el minimalismo japonés, toques jazzísticos y ensoñadores pasajes de piano. Hunger nos transmitió lo que su nombre indicada, hambre por la música, y se nos hizo imposible quedarnos quietos con ese flow endemoniado que tiene. El nivel técnico de estos chicos es prácticamente insuperable pero la gracia es que además sus canciones transmiten mucho en el plano emocional, y ellos mismos se emocionan, como era evidente viendo cómo lo vivía Akinori tras el set de batería o los movimientos serpenteantes de Jun al bajo.
Aunque si hubo una gran vencedora en el setlist de la noche, esa fue Alter Ego, canción tan rica en matices y tan innovadora que nos dejó totalmente desarmados. Esa línea de bajo inicial tan oscura, combinada con ese toque rave pegadizo y cortante a la vez… nos desconcertó primero, para luego sobreexcitarnos y hacernos saltar… para luego bajarnos las revoluciones e ir creciendo de nuevo hasta estallar y dejarnos de repente en lo más alto. La canción que 65daysofstatic hubieran querido crear. Impresionante.
En definitiva, un concierto-experiencia de esos en que cuando el grupo deja el escenario, las luces se encienden y te toca volver a la realidad no sabes muy bien cuanto tiempo ha pasado, ni donde estás, ni por qué te sientes tan eufórico como cuando te acabas de enamorar. Ni por qué las cosas tan increíblemente buenas tienen que tener un final.
Crónica y fotos: Rosario López
Video: Osukaru Syberia
Pingback: 5 razones por las que no puedes faltar al Aloud Music Festival - Flashes And Sounds
Pingback: CRÓNICA + FOTOS: ARCTANGENT. Día 1, la jornada revival - Flashes And Sounds
Pingback: [CRÓNICA + FOTOS] JUEVES AMFEST 2017: La avalancha perfecta – Flashes And Sounds